viernes, 22 de marzo de 2024

ANTIGUO EGIPTO

En memoria de Justo Donézar Desojo

querido consuegro fallecido recientemente en Pamplona


ORIGEN: EGIPTO                         AÑO: 1980
PLASTICO

REY: 147 mm
BASE: 37 mm
MALETIN
390 mm x 265 mm x 102 mm

DONACIÓN DE
M. CARMEN LUMBRERAS  y JUSTO DONÉZAR  D. (+)
 
JUSTO DONÉZAR DESOJO 
11 DE JUNIO DE 2023
 

25 de junio de 2023
7 de julio de 2023
Julio Donézar Coellar con sus abuelos
 
Justo (p), Natalia, MariCarmen, María de Lourdes con Julio, Sergio y Justo
Fotografía: Camila Coellar Medina, Pamplona,10 de abril de 2023
 
 
Justo y MariCarmen en el año 1995 visitaron Egipto y adquirieron el conjunto de ajedrez que representa parte de  la historia de las dinastías faraónicas  del mundo antiguo.  Donado y recibido con mucho cariño, éste conjunto de trebejos ocupa destacado lugar en La Colección de papá.
 
 










FOTOGRAFÍA: SERGIO COELLAR MIDEROS- PAMPLONA, 19 DE MARZO DE 2024

A la teoría generalmente aceptada de que el ajedrez surgió en la India, José Brunet y Bellet opuso, en su día, una teoría distinta, según la cual el ajedrez habría tenido su origen en Egipto. Una teoría que, recientemente, también defendió el historiador español Pérez de Arriaga.  https://antoniogude.com/teoria-de-egipto/
 
"Yo no tengo ningún inconveniente en asegurar que el origen del ajedrez, -así como el otras muchas cosas,- debemos buscarlo en el antiguo Egipto.

Sea lo que fuere el juego representado en los monumentos del antiguo Egipto en que figuran el tablero y las piezas altas, como den nuestro ajedrez, ¿no se habría verificado ningún cambio en la disposición del tablero, en la forma de las piezas y en el modo de jugarlo den el  largo periodo que media desde el tiempo de la VXII dinastía -1500 años antes de J.C.- en cuyos monumentos se encuentra ya representado este juego, hasta la conquista y dominación griega? ¿Es posible que durante estos once siglos permaneciera este juego estacionado en un pueblo tan industrioso' Las diferentes formas de tableros y piezas encontradas en las sepulturas de los Faraones, nos dicen lo contrario y prueban que en el antiguo Egipto, lo mismo que en la España del tiempo de don Alfonso el Sabio, jugaban diferentes clases de ajedrez, damas ó lo que fuese, y que en aquellos juegos eran indudablemente padres de los nuestros." 
Brunet y Bellet, J. "El ajedrez Investigaciones sobre su origen" Barcelona,1890 Reproducción de la edición original impresa en Barcelona - Editorial Hispano Europea S.A.
 
Imagen de una pintura en la tumba de la reina egipcia Nefertari

“En muchas tumbas egipcias se descubrieron frescos con la representación de los faraones o de altas personalidades jugando en tableros con piezas parecidas a las del ajedrez, como por ejemplo, en la tumba de la reina Nefertari hacia el año 1200 a.C., o la caricatura de Ramsés III del siglo XIIIa.C.  Incluso una figura parecida a una torre, que se encuentra en el Museo Egipcio de Berlín, procede con seguridad del tercer milenio. A menudo tales testimonios fueron valorados, demasiado apresuradamente, como prueba de que los egipcios debían haber descubierto el ajedrez. Investigaciones más precisas demuestran que las representaciones solamente se referían a tableros que no corresponden exactamente a la línea genealógica directa del ajedrez. Los egipcios conocían tableros de treinta casillas y doce piezas, y algunos de los ciento cuarenta y cuatro casillas y cuarenta y ocho piedrecitas para jugar. Las tablas eran principalmente de formato oblongo y escaques de un solo color.”
  Finkenzeller, R. “Ajedrez, 2000 años de historia”,  Grupo Anaya S.A. Madrid, 1989

Un león y un animal con cuernos juegan al senet
en esta representación de un papiro satírico egipcio.
 

Ani y su esposa juegan al senet. Libro de los muertos de Ani. Museo Británico, Londres. Cordon Press

 
 
Sergio Ernesto Negri en "Los orígenes del ajedrez", señala:

"En concordante sentido, las imágenes halladas en murales y piezas arqueológicas corresponden al senet (zn.t n.t ḥˁb en egipcio antiguo), un juego muy ancestral de esa cultura, uno de los primeros que diera la humanidad que, por sus características (morfología, sistema de reglas y su propia concepción), no puede en forma alguna ser vinculado en forma más o menos directa al ajedrez. Sólo se podría establecer una asociación entre ellos en el marco de una cadena evolutiva de muchos eslabones en la que el senet ocupara un espacio inicial mientras que en esa secuencia el ajedrez debería aparecer en un segmento bastante ulterior. Brunet i Bellet se basó en algunas imágenes icónicas que corresponden al senet, probablemente las más antiguas que se disponen a la hora de mostrar evidencias de pasatiempos ancestrales. En este sentido, cuando el catalán trazó su teoría, era conocido un hallazgo en la tumba de Tebas, que corresponde al Faraón Ramsés III (gobernó en el siglo XII antes de Cristo) y otra aún anterior, correspondiente a la tumba de la Reina Nefertari (vivió en el siglo XIV antes de Cristo). También se disponía de un paño mortuorio, cosido en piel de gacela, que habría pertenecido a la reina Isi-em-Kheb (en tiempos de Salomón, es decir circa del año 1000 antes de Cristo), en el que se ve un juego de mesa en el que se aprecian diversas piezas con forma precisamente de gacela, y también de ganso y escarabajo. La imagen sobre Nefertari es convincente en el sentido de que la persona a la que se le consagra la tumba está jugando un juego con estatuillas, una de las primeras expresiones de ese tipo (previamente eran conocidas figuras de juego más sencillas con fichas o piezas en forma de círculo), que responden al senet, el que se sabe tenía una connotación escatológica ya que se lo practicaba, como se evidencia en ese caso, en el momento en que se producía el tránsito desde el mundo terrenal al de la trascendencia. Esa partida, entonces, vincula a su protagonista con el destino definitivo, con el más allá.
 
Uno de los cuatro tableros de senet que fueron descubiertos
en la tumba de Tutankamón.
Museo Egipcio, El Cairo. Cordon Press
 
Nota de La Colección de papá: La anterior fotografía no consta en el artículo de Sergio E. Negri.

En igual sentido, se sabe que otro faraón, Tutankamon (siglo XIV antes de Cristo), dispuso de cuatro juegos de senet en su pirámide (mausoleo) para jugar durante la eternidad y que un siglo más tarde un artesano (señal de que el juego no quedaba solamente circunscripto a la clase gobernante), de nombre Sennedyem, aparece en inscripciones de su tumba jugándolo junto a su esposa. En todo caso, el senet estaba asociado a prácticas de adivinación a guisa de sortilegio, ya que representa el Juicio de Osiris (el dios egipcio de la muerte), la victoria del difunto y su entrada en la Duat, el inframundo en el que debían deambular las almas de los muertos, sorteando maleficios y siendo sometidas a pruebas entre las que evidentemente se hallaba la necesidad de jugar al senet. El juego de hecho es mencionado en el Libro de los Muertos, texto funerario milenario que se remonta al siglo XVI antes de Cristo. En su capítulo XVII se presenta a una persona fallecida practicando un juego de mesa (en algunas traducciones se dice incorrectamente que es el de damas), mientras cree seguir siendo un alma viviente en presencia de Osiris.98 A propósito, senet significa “pasaje” o “tránsito”, una clara señal de una senda desde este espacio terrenal al definitivo. Con todo, según algunos estudios no sería este juego el primigenio con iguales connotaciones, sino que podría tener estrecha relación con otro anterior, el mehen (“el Dios de los juegos de mesa”),99 una modalidad también egipcia, del que el senet habría recibido en herencia el mensaje metafísico vinculado al mundo del más allá. A posteriori del momento en que apareció la obra de Brunet i Bellet, se darán otros descubrimientos que asimismo son bastante antiguos, aunque siempre corresponden a un juego que no puede ser considerado un proto-ajedrez. Por caso, en una de las paredes de la tumba de Hesy, faraón de la Tercera Dinastía (c. 2650 a. C.), se advierte una pintura mostrando piezas en forma de estatuillas. Y también parecería que remiten al senet unos jeroglíficos de la tumba de Merknera (años 3.300 a 2.700 a. C.) que semejan al tablero así como los que surgen en unos fragmentos de tablas correspondientes a la Primera Dinastía (c. 3.100 a. C.). Hay que decirlo de una vez por todas. Si bien el senet podría bajo cierta perspectiva ser considerado un antecedente de todos los juegos de mesa ulteriores,100 entre ellos desde luego el ajedrez, resulta del todo forzado establecer un vínculo estrecho entre ellos: las diferencias son bastante más importantes que las similitudes. Por caso, si bien ambos juegos son para dos jugadores, el senet se disputa sobre un tablero de treinta escaques dispuestos en tres filas (bien diverso del clásico de 64 casillas que caracteriza a todos los proto-ajedrez que se conocen); la cantidad de piezas, aunque no hay absoluta claridad al respecto, podía ser de entre diez y veinte (y no dieciséis como en el otro caso); su movilidad, al menos en sus versiones primitivas, es similar (y no diferenciada como en el ajedrez),101 y el objetivo principal se limita a sacar las propias del tablero antes de que lo haga el adversario (en vez de atrapar o dar jaque mate a la principal pieza rival). Es entonces un juego de carrera y no uno de estrategia102 como evidentemente siempre ha sido el ajedrez, incluso en sus versiones ancestrales.

Imagen de un juego de senet 
correspondiente al faraón 
Amenhotep III (siglo XIV a.C.)
Hay que reconocer que el senet tuvo algunas características esenciales que luego se verán reiteradamente en los diversos proto-ajedrez conocidos: se jugaba sobre un tablero escaqueado; se empleaban fichas en forma de estatuillas; su práctica tenía una implicancia cosmogónica. Sin embargo, es necesario descartar de plano su relación directa con el ajedrez tanto por su falta de correlación intrínseca,103 como apuntamos, cuanto por la desconexión geográfica y temporal con toda eventual secuencia de difusión del juego, si se considera el momento del ingreso del proto-ajedrez a Bagdad. También es inconsistente con los tiempos en los que se podrían haber verificado los primeros rastros de cualquier teoría sobre el origen del ajedrez de las que hay evidentes pruebas documentales, como se estudió en cada caso. Es que la civilización egipcia estaba más íntimamente relacionada con las Grecia y Roma antiguas, que con Persia y la India. Es que el salto cronológico que se verifica desde el momento al que se adscriben las imágenes del senet respecto de los tiempos en que existen registros de algún proto-ajedrez en las mencionadas India y Persia, o en el mundo árabe y eventualmente la más distante China, es gigantesco. En esas condiciones, ninguna secuencia de difusión que tuviera como punto de partida a Egipto resulta plausible. Por lo que, además de su interconexión con el juego babilónico del que podría ser relativamente contemporáneo (se especula incluso que podrían haber aparecido en forma independiente), en todo caso el senet bien pudo haber influido en la aparición del petteia griego y del ludus latrunculorum romano. Al reconocerse ésto, el debate del vínculo del ajedrez con el senet se podría llegado el caso reabrir por un simple y exclusivo motivo: como ya sugiriéramos, y se desarrollará más tarde, existen teorías que sostienen que el juego de mesa griego fue un insumo para que surgiera luego un proto-ajedrez en el curso de la ruta de la seda. En ese contexto, ya no directamente como equivocadamente sostuviera Brunet i Bellet, más ahora indirectamente, sí se podría contemplar la posibilidad de influencia del antiquísimo senet en los posteriores juegos de mesa que derivaron en nuestro ajedrez. Ante estas evidencias, los esfuerzos de Brunet i Bellet, siendo valorables en su interpelación a la teoría imperante (la indiana), están lejos de haber servido para cimentar un paradigma alternativo. De hecho, ningún investigador posterior habrá de seguir una huella que, en algún momento, por poco tiempo, tuvo cierta andadura. Una teoría que, en definitiva, terminó por ser insuficiente e incorrecta en su fuerza explicativa."

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