sábado, 28 de agosto de 2021

LA PIEZA DE LA REINA APARECE EN EL AJEDREZ (2/4)

 


Primeras menciones en Inglaterra, Francia y en el centro de Europa

 

12 marzo, 2021ajedrezlatitudsur

Por Sergio Negri 

 

Manuscrito medieval (comienzos del siglo XV)
 

REFERENCIAS DEL SIGLO XII: DUDAS SOBRE IBN EZRA; MENCIÓN INDUBITABLE EN EL CASO DE DOS TEXTOS INGLESES Y EN ELEGIA DE LUDO SCACHORUM


Habrá que aguardar dos siglos, desde Versus de Scachis, para que aparezcan otras referencias a la pieza de la reina en escritos europeos, y habrá que tener cierto cuidado ya que no siempre los testimonios serán incontrovertibles en cuanto a su grado de aplicabilidad al caso.

En principio, hay que hablar del rabí Abraham ben Meir ibn Ezra (c. 1092-1167), un intelectual judío andalusí, nacido de Tudela (España) quien, en un poema escrito en hebreo, conforme fuentes diversas, habría usado la palabra shegel o shegal (reina) para referirse al trebejo que acompañaba al rey en el juego de ajedrez.

Sin embargo hoy se sabe, con mayor certeza, que el texto en el que esa expresión efectivamente se incluye, sería posterior a la vida de ibn Ezra, más precisamente de mediados del siglo XV (cuando ya la reina tenía andadura en el continente). Y que su autor sería otro rabí, Bonsenior b. Hahya, sobre el que poco se sabe.

En ese texto se indica que la reina está a la derecha del rey y que en la movida inicial podía ir dos o tres casillas en cualquier dirección para, después, sólo poder hacerlo de una por vez.

Cuando Ezra se refiera específicamente al juego en Maadanne Melech (Delicias del rey), trabajo que fue titulado en español como El poema del ajedrez, ese que comienza con la clásica referencia “Voy a cantar un poema sobre una batalla en regla”, no habla de la pieza de la reina sino del masculino férez (pherez). Sus 73 versos son considerados, por su tono descriptivo, un auténtico reglamento ajedrecístico temprano.

Por lo que remite al ferzia oriental que es un general de la batalla. Las otras piezas que menciona el rabí son el rey (mélej), el peón (ragli), el elefante (alfil), el caballo (sus) y la torre o roque (ruj). Murray apunta que al férez se le permite la ampliación de movida en la primera jugada saltando hasta la tercera casilla, siempre conservando el color del escaque original.

Con todo Yalom insiste en que en un poema que podría ser de ibn Ezra correspondiente a una época posterior a su salida de Toledo (y habría que recordar que el rabí fue un viajero impenitente, una sinagoga famosa de Cairo lleva su nombre, la que fue adquirida con dineros de su peculio en su estadía en el sitio), se presenta a la shegel ubicándola en el juego al lado del rey. Puede ser un equívoco: hay traducciones al inglés de The Song of Chess (incluido en Songs of Exile) en donde al pherez se lo extrapola en queen (reina)

El hecho de que ibn Ezra eventualmente hubiera consignado a la pieza de la reina en el juego, merecería un estudio puntual más profundo, basado en el análisis de textos originales. En ese marco no hay que dejar de considerar la complejidad de la cuestión, atenta su vasta obra, escrita en diversas latitudes y originalmente en dos idiomas (hebreo y árabe), con traducciones a numerosas lenguas en el Medioevo, un tiempo en el que ese autor cimentó su prestigio. 
 
Ibn Ezra

Ya sin duda alguna, en cuanto a la referencia a la pieza de la reina, se puede continuar la línea de investigación yendo a Inglaterra, con el llamado Poema de Winchester, escrito no más allá del año 1150, que consta de 36 líneas escritas en latín, cuyo título original es De Shahiludio: Poema tempore Saxonum exaratum, rescatado del olvido por el orientalista Thomas Hyde (1636-1703) en el siglo XVII.

Al hablar del tema Harold Murray (1868-1955), el gran historiador del ajedrez universal, señala que en este poema se usa el término regina para la pieza original y el de ferzia (que remite al fers o al firzan árabe, es decir al consejero real) para denominar al peón coronado con la fuerza de aquella.

En el primer caso las menciones específicas, siempre en latín, son: “Regina possideat” y “Nam regina non nalebit”. Y en el segundo se consigna: “Appelletur ferzia” para apelar al nombre al que muta el peón al arribar a la octava fila y, por ende, acceder a la coronación. Este, en ese momento, logrará la movilidad de la reina: “Eius ínterin regine”. A esta se la alude también, ahora junto al rey, al presentarse la idea conjunta de dos monarcas: “Duos Tabularum Reges ponat per planitiem”.

La última expresión es una clara señal de que el tablero era, crecientemente, un espejo de la forma de gobierno de las cortes europeas en las que la soberana participaba, con mayor relevancia, a diferencia de lo que acontecía en las cortes orientales de dónde provino originalmente el juego. En Occidente el poder real era compartido, con ciertos límites desde luego, por la reina con su cónyuge.

Es interesante decir que, al comienzo de la partida, la reina se ubicaba a la derecha (“dextrum latus”) del rey (rex). En cuanto a su movilidad hay cierta ambigüedad ya que se dice que se desplaza dos casillas en diagonal, aunque pareciera que más que sostenerse que tuviera un radio de acción más amplio que el hasta el momento era conocido, en realidad lo que se quería significar era que, en la posición del comienzo, sólo tiene dos opciones (a izquierda o derecha), pero solo dando un paso, a la usanza tradicional por entonces.

Las restantes piezas se las denomina en el texto: rochus (torre); equestris o caballarius (caballos); calvus (alfil, la calvicie es señal de vejez y, por ende de la sabiduría a la que va remitiendo ese trebejo metafóricamente), y pedestris o pedes (peones).

En De Scaccis el filósofo Alexander Neckam (1157-1217), un habitante de la propia ciudad de Winchester, menciona también a la pieza de la reina. Al tratarse de un texto de divulgación incluido en su célebre De naturis rerum et in Ecclesiasten, datado hacia el año 1180, esta contemplación es particularmente importante. 
 
De naturis rerum de Alexander Neckam
Allí, además de atribuirse a Ulises la invención del juego (al que se denomina scaccorum ludo), se describen las piezas, entre las que ya aparecía la reina (reginae) y la figura de un calvo (barren) o viejo (senex), siendo ambas denominaciones previas a la que luego se impondría en la isla, la de obispo, para remitir al previo elefante.

La línea específica sobre la reina dice así: “Reginae geminat cursum, gressum obliquans, tanquam insidiator”, indicando la forma oblicua en la que se desenvuelve sobre el tablero. 
 

Existe otro trabajo incluso anterior, el cual sería del siglo XII (o incluso previo), en donde se menciona la figura femenina. Se trata de otro texto en latín, Elegia (“Qui cupit”) de Ludo Scachorum (no confundir con el casi anónimo texto de posterior de Luca Pacioli), del que hay diversos manuscritos. Murray conocía la existencia de varios de ellos, pero seguramente se basó en el MS Digby 53, que está en Oxford. Otros se ubican en Múnich, Wolfenbüttel, Reims, Nápoles y Florencia. En su tiempo, equivocadamente, se lo atribuyó al poeta romano Ovidio (43 a. de C.-17 d. de C.).

No se conoce su procedencia geográfica exacta, ni datación, ni autoría original. En él se habla del rey y de su cónyuge en estos términos: “Rex manet incaptus, subtracta coniuge solus, / Coniuge subtracta, nil ualet in tabula” (El rey permanece sin ser capturado / su esposa en cambio puede serlo. / Si eso sucede, nada tiene valor sobre el tablero de ajedrez”). 
 
Elegia de Ludo Scachorum, manuscrito: MS Clm 14836, MS Mun. Emeram K 6

Además el peón ya es presentado con la posibilidad de convertirse en reina: “Et si quando datur tabule sibi tangere summa, / Regine solitum preripit officium. / Vir factus mulier regi ferus arbiter heret, / Imperat et regnat, hinc capit, inde labat” (“Y si alguna vez {un peón} llega al extremo del tablero de ajedrez, / toma para sí los deberes habituales de la reina, / El hombre hecho mujer, como árbitro feroz se mantiene cerca del rey, / Mandatos y reglas, aquí se apodera, allá produce”).

De esos parágrafos se desprende una idea conmovedora: la reina puede ser eliminada, pero si ello ocurriera, la desolación invadiría el espacio escaqueado. Claro que la coronación del peón puede remediar, al menos en parte, ese estado de cosas.

DEBATE MORAL GENERADO POR LA INTRODUCCIÓN DE LA PIEZA DE LA REINA


La introducción de la pieza de la reina no estará exenta de polémicas, en un tiempo en que imperaban fuertes valores religiosos, con un Cristianismo que exhibía un poder que excedía el campo de lo espiritual para atravesar a la sociedad como un todo.

Hubo dos cuestiones morales que puso en escena su inclusión. Por un lado, era del todo extraña la posibilidad de transexualización, hecho que se daba cuando un masculino peón alcanzaba el estatus de reina al arribar a la octava fila y coronar (una cuestión que antes no sucedía ya que, en ese supuesto, la humilde figura devenía en el masculino visir). Esa situación la expuso especialmente el influyente Neckam.

Por el otro se podía generarse que, tras la coronación simple o múltiple, hubiera más de una reina en escena, con las indeseadas imágenes de bigamia o poligamia que se suscitaran sobre el tablero (y el impacto emocional en los jugadores y espectadores), lo que contradecía la moral y también la verdad histórica (los reyes, y también las reinas, podían tener amantes, pero nunca se podía romper el modelo de pareja, al menos a los ojos de la corte y de la sociedad).

Estas cuestiones fueron planteadas fundamentalmente en la experiencia inglesa y, como se ve en el Poema de Winchester, se resolvieron dándosele un nombre distinto al peón que coronaba: fers y no regina. Así se solucionaban adecuadamente ambas cuestiones: la de la transexualización y la de la poligamia.

REFERENCIAS EN LOS SIGLOS XIII Y XIV EN INGLATERRA, ALEMANIA Y, VINCULÁNDOLA AL CULTO MARIANO, EN FRANCIA. OMISIÓN EN BONUS SOCIUS


También de Inglaterra, mas ahora en el siglo XIII, tenemos a Quaedam Moralitas de Scaccario (Moralidad en ajedrez), trabajo atribuido en su tiempo al papa Inocencio III (1160-1216) aunque, ahora, se asume que su autoría es del monje franciscano Juan de Gales (fallecido en 1285). Allí se menciona a la pieza de la reina en el contexto de un texto de claro perfil moralizante en donde se sostiene que cada persona/trebejo debe comportarse alejado del mundo de los pecados.

Habida cuenta de lo expuesto: ¿Cómo habría que entender una mención que se incluye en el texto en cuanto a que todo movimiento horizontal o vertical es virtuoso, mientras que uno oblicuo es inmoral? No habría que olvidarse que, en ese tiempo, la reina se desplazaba en diagonal.

Más amablemente, en esa obra se acuña la famosa y hermosa sentencia en cuanto a que “El mundo es un tablero de ajedrez” (“Mundus iste totus quoddam Schacharium est”).

Con esta mención, y las anteriormente consignadas, queda claro que la pieza de la reina está pacíficamente incluida en el juego del ajedrez en territorios británicos desde el siglo XII en adelante, lo que es una primera importante conclusión. Y ello, ya lo veremos, es coherente con la existencia de sets de piezas previendo a la figura femenina. Veamos ahora, siempre apoyándonos en textos literarios, el caso germano.

Por un descubrimiento de comienzos del siglo XIX se descubrió la existencia de Carmina Burana o Códex Buranus, una colección de cantos goliardos de los siglos XII y XIII reunidos en el manuscrito encontrado en Benediktbeuern, Baviera, Alemania, que son una insustituible fuente cultural medieval.

Dentro del extenso poemario se habla del ajedrez y, en cuanto a las piezas, se menciona ya a la de la reina (las otras son pedes; roch; eques; senex, y rex) la cual, curiosamente, tiene tres denominaciones: femina, para aludir a su primera aparición; regina, cuando surge producto de la coronación de un peón, y conjunx, cuando es capturada.

Si bien el trebejo femenino puede ser puesto en circulación del juego lejos del punto de origen, dado a su natural apego al rey se dice que aquella situación le genera a su esposo la posibilidad de una pérdida irreparable, según la mirada del poeta. 
 
Carmina Burana

En el caso de Francia, una mención muy antigua a la pieza de la reina es la que hace el monje Gautier de Coincy (1177-1236) quien, recogiendo viejas leyendas marianas, escribe desde 1217 un poema de unos 30.000 versos, llamado Les Miracles de Nostre Dame (Milagros de la Santa Virgen). Allí se presenta al nuevo trebejo en tanto Virgen.

En tiempos de auge del culto mariano se aprecia una partida de ajedrez entre Dios y el Diablo, siendo la Virgen feroz (fierce), además de virgen (vierge), presentándosela ocupando el rol que antes ocupaba el visir en el tablero. Al cabo de todo, será ella quien aseste el respectivo jaque mate al Maligno, denotando su relevancia, y su ferocidad, a la hora de defender los valores del Bien.

Por la forma en que se la presenta, y por ese desenlace en el que juega un rol tan relevante, aunque no es posible afirmarlo a ciencia cierta, da la impresión de que la forma de desplazarse del trebejo respectivo es más importante que la convencional. De hecho, se distingue a la Virgen respecto de otros fers (Autres fierces) que sólo se desplazan con un radio de acción de una casilla.

En Les Miracles de Nostre Dame se presentan, asimismo, todos las figuras del juego, a saber: roi (rey); chevalier (caballo o, más precisamente, caballero); roc (torre), aufin (alfil), poon (peón), y la mencionada fierce, pieza que es la única que connota femineidad, por lo que corresponde a la reina o, más específicamente, a la Reina de los Cielos. La respectiva enumeración se trasunta en el siguiente parágrafo:

“Mais toz ces trais fist il en vain, / Car Diex une tel fierce fist / Qui le mata et desconfist. / Quant li douz Diex vit vers la fin / Qu’il n’avoit triue nes d’aufin / Et qu’anemis par son desroi / Chevalier, roc, fierce ne roi / Nes poon n’i voloit laissier, / Au giu se daigna abaisier” (Versos: 216-224). 
 
Les Miracles de Nostre Dame
 
Esta idea, la de vincular a la pieza de la reina con el culto mariano, la retomará más tarde, entre otros, el monje dominico Johannes Ingold (1400-1465) en la zona de Estrasburgo, quien produjo en 1432 Das Guldin Spil, una obra sobre los siete pecados capitales en la cual la Virgen María es presentada nuevamente en tanto Reina.

Estando siempre en territorios galos y en el siglo XIII, conocemos otro texto en latín, De vetula (La vieja dama), que se cree se le debe al filósofo y trovador francés Richard de Fournival (1201-1260) en el cual, al explicarse el movimiento de las piezas del ajedrez, la reina hace asimismo acto de presencia, con su movimiento oblicuo por entonces convencional. 
 
Imagen medieval de Ovidio

En un trabajo que en la Edad Media se le llegó a atribuir al poeta romano Ovidio (vivió en años entre fines y comienzos de la era cristiana), a esa pieza se la asocia al planeta Venus (el rey es el Sol, los peones remiten a Saturno y así, por vez, se adjudica un planeta a cada trebejo) y se la denomina virgo, aunque se cuestiona ese carácter y se la aleja de toda connotación religiosa ya que, si bien se la tilda de agradable y amorosa, también se la aprecia orgullosa y sensual. 
 
Basándonos en una traducción del texto al francés, la cuestión se presenta del siguiente modo:

“La dama a la cual llamamos orgullosa (fier) / Toma su nombre de Venus, no siendo entonces virgen (vierge) / Ella es agradable y cariñosa (amoureuse) / Elegante y apenas orgullosa (orgueilleuse)”

Al reparar en los versos en latín original, en el segmento en que se presentan las piezas, entre ellas la de la reina, se afirma:

“Sex species saltus exercent, sex quoque scaci, / Miles, et alphinus, roccus, rex, virgo, pedesque / In campum primum de sex istis saliunt tres, / Rex, pedes, et virgo: Pedes in rectum salit, atque / Virgo per obliquum, Rex saltu gaudet utroque.”

Siempre en Francia, aunque algo más tarde, cuando a fines del siglo XV se presente en Le Jeu des Esches de la dame moralisé, un manuscrito anónimo en el que se debatirá el conflicto entre la Virtud versus el Vicio, cuando se hable de la pieza de la reina los valores antitéticos que la caractericen serán los de la Humildad y la Ambición.

Un punto muy relevante sería el de saber desde cuándo se comienza a hablar del movimiento más amplio de la reina. Ello pareciera haber ocurrido, siempre basándonos en el terreno de la literatura, con Gesta Romanorum, un muy popular texto escrito en latín de fines del siglo XIII, o comienzos del XIV, aunque los primeros relatos que contiene esa magna obra provienen de la primera mitad de aquella centuria. Se trata de una recopilación de autoría y procedencia difusas, pudiendo provenir de Inglaterra, Alemania o Francia. Pero de inmensa popularidad, lo que contribuirá a la difusión continental de su visión del juego.

Aquí, cuando se habla de la forma de desplazarse las piezas de ajedrez, se describe que la reina puede acceder por primera vez a casillas de ambos colores (y la inicial era la oscura), con lo que se podría deducir que ya no tan solo se desplaza en diagonal como otrora. Pero el párrafo no es conclusivo ni claro ya que, más tarde, se asegura contradictoriamente a lo expuesto que sólo se puede mover en sentido diagonal (lo que implica que no pueda alterarse la coloratura asumida en el escaque asignado al comienzo de la partida).

El pasaje en cuestión es el siguiente: “Quintus, qui in isto scacario ludit et nominatur, est regina, cujus progressus est de albo in nigrum, et ponitur juxta regem; et quando recedit a rege, capitur. Que cum mota fuerit de proprio quadro nigro, ubi primo fuit locata, non potest procedere, nisi a quadro in quadrum unum, et hoc angulariter, sive procedat, sive retrocedat, sive capiat, sive capiatur” (“La quinta pieza del juego es la reina; se mueve de blanco a negro y se ubica junto al rey; y, cuando se aleja de él, es capturada. Cuando se mueve de la casilla negra donde está al inicio, no puede moverse excepto desde un cuadro a otro y en diagonal, sea que avance o retroceda, sea que capture o sea (amenazada de serlo) capturada”.

En Gesta Romanorum la figura del rey es asumida por Jesucristo (que es el Rey de Reyes, tanto en el Cielo como en la Tierra), mientras que la de la reina le corresponde a la Virgen María, a quien se la define en su característica y espíritu de ser misericordiosa con todos. 
 
Imagen inspirada en Gesta Romanorum

A territorios de la futura Italia le debemos el primer texto integral estrictamente de divulgación surgido en Europa, el de Boncompagno da Siena (con dataciones natal y muerte imprecisas, en años que irían de los siglos XII y XIII). Se trata de Bonus Socius, escrito en latín, el que será traducido a varias lenguas romances (tuvo gran influencia especialmente en Francia en donde habría arribado para el siglo XIV).

Se trata de un compendio de problemas de ajedrez (también de tablas y del juego del molino), muchos de ellos tomados de la tradición árabe, los que fueron presentados con sus respectivos diagramas. En las respectivas ilustraciones, se indicaba la sigla del nombre de las piezas (y no se dibujaba aún su imagen). 
 
Bonus Socius
 
Al mencionárselas, en lo que respecta a la que luego le corresponderá a la ubicación de la reina, se la sigue llamando fers o fercia, por lo que remite al visir oriental. Se mueve una casilla en diagonal, con lo que no podía cambiar el color del escaque durante la partida, como era una tradición en ese periodo primero. A esa calidad de trebejo podía acceder también el peón cuando arribe a la octava fila y corone.

Sobre ese desplazamiento había una salvedad ya que, en la primera movida del fercia, o cuando este hubiera surgido producto de la coronación, podía desenvolverse no sólo en la forma convencional sino, asimismo, sumando otra casilla en diagonal, aunque volteando de posición (es decir no alejándose): por ejemplo, de d1 a d3 (pero no a b3 o a f3).

Mientras que el rey aparece en la respectiva imagen girado, entallado con una banda central en relieve y con una flor de lis central en la parte superior, el fercia, siendo de formato similar, se lo presenta más pequeño, despojado de esa banda y exhibiendo en su testa una bola redonda.
Imagen de las piezas en Bonus Socius
 
La escuela lombarda, de la que ese texto es pionero (a la que tributará también en tiempo posterior otro llamado Civis Bononiae y el propio Cessole con su obra), prescribía que, para ambos trebejos, en la primera jugada se podía hacer un salto, con lo que se podía acceder, en cada caso, a diversas casillas: b1, b3, d3, f1 y f3, en el caso de la reina (el rey podía acceder a otras, incluyendo las que se podían alcanzar con el salto de caballo). Este “salto de la dama” y el “salto de la alegría” del rey implicaron que el fercia fuera mutando gradualmente hacia la movilidad definitiva que habrá de tener la reina y, en el caso de su consorte, que nos aproximáramos a la idea ulterior del enroque.

Por supuesto no hubo sincronía absoluta en cuanto a la aparición de la pieza de la reina y el reconocimiento de su movilidad crecientemente ampliada, en territorio continental. Distintos puntos europeos, en un mismo tiempo, jugaban al ajedrez de forma diversa y podían, o no, ya tener incorporada a la reina. Su antecedente del fercia, podía tener una forma de desplazamiento no equivalente, si estuviéramos en una misma cen centuria en Italia o en Inglaterra, por caso.

Aquí hay un importante punto de adaptación: por razones literarias, muchos compiladores ulteriores del texto original de Bonus Socius, a la hora de redactar sus propias versiones del texto (en Italia, pero también en otras geografías, particularmente en Francia y Alemania), al hablar del fers o fercia, comenzaron a utilizar la expresión reina. La transmutación se iba haciendo por ende cada vez más poderosa.

Este fue un importante momento de transición ya que ahora, y no solo en la literatura general, sino en la que provenía de una fuente especializada, esa fundacional de la escuela lombarda, la pieza con rostro femenino comenzaba a tener presencia, por supuesto como heredera del antiguo visir y tomando su posición y movilidad restringida.

Desde luego que una recorrida más minuciosa podría agregar otros textos, además de los ya consignados, en los cuales la pieza de la reina irrumpe con creciente protagonismo. No es sin embargo la intención de este documento ser del todo exhaustivos. No procuramos trazar un inventario sino la de trazar episodios emblemáticos y tendencias, en aras de reflejar fenómenos globales poniendo el acento en aportes culturales tempranos y representativos que marquen la presencia de una figura femenina en un juego que, en su diseño original, no la incluía.

Con todo, no podemos finalizar esta mirada con eje en lo literario sin referirnos a un libro muy importante, aunque algo posterior, que sirve para zanjar toda duda sobre la presencia de la pieza de la reina en el ajedrez, en el sentido de que es bastante anterior respecto de su ulterior presencia en el marco del proceso de modernización que se dará recién a fines del siglo XV. Nos referimos al ya anunciado de Cessole, al que se le dedicará el próximo capítulo. 
 
©ALS, 2021.


jueves, 26 de agosto de 2021

LA PIEZA DE LA REINA APARECE EN EL AJEDREZ (1/4)


"El estudio de la Historia del Ajedrez constituye una tarea loable,
merecedora de nuestra estima."

Anatoli Karpov
 
 

AJEDREZ LATITUD SUR y COLECCIÓN DE PAPÁ han hermanado los blogs con el objetivo de compartir material en nuestros espacios.
 
Con la presente entrega iniciamos la divulgación de este enorme y fundamental trabajo desarrallado por nuestro querido amigo Sergio Ernesto Negri, que orienta al aparecimiento de la reina sobre el tablero escaqueado y según sus propias palabras procura respoder a una pregunta decisiva:
 
"Desde siempre los historiadores se han preguntado cuándo específicamente surgió este trebejo con rostro de mujer, bajo qué circunstancia, en qué momento, en qué sitio específico. Una pregunta que no tiene aún, y tal vez nunca la tendrá, una respuesta de índole conclusiva. Lo que no impide que se procure responderla."


Versus de Scachis abre el camino

5 marzo, 2021ajedrezlatitudsur

Por Sergio Negri

La pieza de la reina del ajedrez en la mirada del pintor ítalo-argentino Vito Campanella (1932-2014)
 

INTRODUCCIÓN 

 

Es bien sabido que en los diversos proto-ajedrez de la India, Persia y del mundo musulmán, esos que fueron modélicos del ajedrez definitivo, no estaba incluida pieza alguna que remitiera al universo de la mujer. En ellos era el visir quien acompañaba al rey en la posición inicial, al que debía proteger. Por cierto ese consejero del monarca era prototípico de la cultura oriental.

También es conocido que el shatranj árabe y el čatrang persa ingresaron a Europa desde los extremos (por el Imperio Bizantino y la penínsulas ibérica), por Italia (especialmente a través de la isla de Sicilia, aunque también desde su porción meridional continental), y surcando en Rusia el río Volga (en sentido sur-norte). Desde esos puntos, en forma de abanico, seguirá expandiéndose en forma progresiva, por toda Europa, donde adquirirá su formato definitivo.

En ese proceso de difusión, asimilación y modernización tendrá un decisivo cariz la aparición de la figura de la reina en un juego que originalmente no la contemplaba y, más tarde, postulando la ampliación de su capacidad de movimiento sobre el tablero (cosa que también aconteció con el alfil), momento desde el cual el ajedrez adoptará su perfil definitivo.

Desde siempre los historiadores se han preguntado cuándo específicamente surgió este trebejo con rostro de mujer, bajo qué circunstancia, en qué momento, en qué sitio específico. Una pregunta que no tiene aún, y tal vez nunca la tendrá, una respuesta de índole conclusiva. Lo que no impide que se procure responderla.

Para más, a la hora de investigarse el tema, así como cuando se analiza simétricamente el origen del ajedrez, suele advertirse la presencia de tendencias a la fascinación nacional o a la respuesta unívoca, dificultando ver la problemática más holísticamente. A nuestro juicio, en ambos casos, y casi siempre, más que apostarse a miradas excluyentes que conducen los respectivos procesos de génesis hacia hechos puntuales, se debe concebir el fenómeno en tanto proceso. Con lo que debe imperar la búsqueda sistemática, el reconocimiento a los aportes de fuentes diversas, en fin, a la humildad y no a las respuestas fáciles o sacralizadas.

Por supuesto que, desde la perspectiva de la investigación, es más difícil, y menos atrapable una verdad histórica que reporte a efectos acumulativos, graduales, con influencias y aportes sucesivos, en vez de ir a la respuesta usualmente más sencilla de atribuir todo a un ente en particular ubicándolo en un momento y en un lugar dados.

Por nuestro lado, y ese será en todo caso el sesgo asumido y la propia deformación conceptual, siempre se apostará a una visión general que entiende que la Humanidad llega a sus descubrimientos por aportes civilizatorios coincidentes y complementarios.

De todos modos, si esta concepción puede eventualmente ser falible cuando se analiza un fenómeno cultural puntual, de ninguna manera fracasa al verse la difusión a lo largo del tiempo de ese evento creado. Concretamente: ¿de qué serviría que a alguien se le ocurriera crear la figura de la reina del ajedrez si, después, ese invento, ese elemento consagratorio, no es generalizadamente aceptado por quienes practican el juego ulteriormente y por la cultura en un todo?

En cualquier caso, hay que basarse en fuentes que luzcan lo más confiables posibles (aún en la convicción de que el conocimiento es una construcción colectiva y falible), y no en sensaciones.

Se trata de fenómenos complejos y difíciles de aprehender y de reconocer, y de la posibilidad de que esas mismas fuentes pudieran estar contaminadas de errores o de miopía en la perspectiva en su origen. Pero valdrá el intento de hacerlo, para no caer en el simple plano de las opiniones o de las percepciones acríticas.

En este sentido, nos basaremos en la presente investigación en las referencias a expresiones provenientes de la literatura, no necesariamente la especializada (que es de aparición posterior y que en todo caso es complementaria pero nunca excluyente), y de la constatación de imágenes muy antiguas que remiten a la pieza de la reina.

Sobre esos ejes se construirá el presente documento con el que intentamos aproximarnos a dar una respuesta a ese interrogante sobre el momento en que apareció la pieza de la reina en el milenario juego.

IDEA PRELIMINAR SOBRE LA APARICIÓN 

DE LA PIEZA DE LA REINA EN EUROPA


En abstracto, y antes de recorrer los elementos concretos de análisis, hubiera sido muy plausible suponer que en los actuales territorios de España e Italia (por las influencia árabe, en particular en el primer caso ya que la dominación musulmana se extendió bastante en el tiempo), o de Grecia (por resabios de la cultura bizantina), o en Rusia (por aquella línea de ingreso del juego siguiendo el curso de uno de sus principales ríos), hubieran aparecido las primeras señales de que el viejo visir oriental, tan poco idiosincrásico para los europeos, se transformase en la más plausible pieza de la reina.

Sin embargo, ya lo veremos en detalle, se dará la curiosidad de que serán piezas de origen nórdico las que primen en la datación en cuanto a presencia femenina. Y las que corresponden al sur de Italia, asimismo muy antiguas, también tienen puntos de contacto estrechos con la cultura normanda. Y recalando en la literatura será en el corazón europeo donde por vez primera se mencione a la reina dentro del ajedrez, lo que sucede en el marco del Sacro Imperio Romano Germánico, a partir de un poema de fines del siglo X, que se conserva en el que sería su lugar de origen, un Monasterio ubicado en territorios de la actual Suiza.

En este caso, y en cualquier otro, hay que tener en cuenta que la literatura puede tanto reflejar una realidad como crearla. Por ende, la inclusión de esa referencia temprana al trebejo femenino, si bien no es conclusiva sobre si registraba un hecho que se venía sucediendo, al menos anticipa otro que iría por acontecer.

Con todo, su importancia está dada por ser el primer registro cultural de una situación que se habrá de profundizar ulteriormente: el fenómeno de inclusión de la reina del ajedrez en sustitución del visir oriental. Que quede claro, se trata de un reemplazo y de ninguna manera de una evolución.

Este cambio se corresponderá a un contexto cultural en el que, gradual y sistemáticamente, se podía observar la presencia de reinas y otras figuras femeninas de creciente protagonismo y poderío. Su aparición en el juego, en esas condiciones, debía inevitablemente suceder, para que en su interior se reflejara adecuadamente una sociedad más compleja en la que, desde luego, la mujer ocupaba su rol, que era notablemente más relevante, desde la perspectiva social y política, de lo que acontecía en Oriente. Si aquí el visir era una figura central y no existía directamente la idea de una soberana; en Occidente iría a ocurrir exactamente el fenómeno contrario.

Saquemos una conclusión inequívoca primaria, dando de paso entidad al proceso multicultural del que el juego milenario es tan idiosincrásico y se nutre: el ajedrez proviene de Oriente; y su versión modernizada, con la prototípica figura de la reina (dama), le corresponde a Occidente. Así, con aportes acumulativos, se fue consagrando el juego de tablero más fascinante que haya dado la Humanidad.

VERSUS DE SCACHIS, EL PRIMER TEXTO (SIGLO X) EN EL QUE SE MENCIONA A LA PIEZA DE LA REINA


La pieza de la reina (regina), como se aludiera previamente, aparece mencionada por vez primera en el poema Versus de Scachis o Poema de Einsiedeln. Einsiedeln es una localidad del actual cantón suizo de Schwytz, que supo ser en el Medioevo un puesto de peregrinación hacia y desde Italia, teniendo como punto de referencia la antigua diócesis alemana de Constanza.

Se trata de sendos manuscritos escritos en latín (el M. 319 y el M. 365) que se hallan en la Abadía ubicada en ese sitio, cuya datación estimada (no contiene fecha formal de escritura) sería de fines del siglo X, correspondiendo a territorios del por entonces Sacro Imperio Romano Germánico. 


Abadía de Einsiedeln (Suiza)


Las menciones específicas en el texto son las siguientes: In quorum medio rex et regina locantur y Nam sic concordant: obliquo tramite, desit Ut si regina, hic quod et illa queat.

Queda claro que es la reina acompaña al rey y que su movilidad se da en forma oblicua a la casilla inmediata adyacente, es decir, como lo venía haciendo el visir oriental, del que hereda la posición en el tablero y la forma de desplazarse.

La investigadora norteamericana Marilyn Yalom (quien estudió este tema como pocas personas y a quien seguiremos en buena parte de esta recorrida) al respecto especula, muy convincentemente, que la incorporación de esta figura femenina puede constituir un homenaje a alguna de las protectoras de ese monasterio benedictino, Adelaida de Italia (931-999) o la bizantina Teófano Skleraina (960-991), esposas respectivas de los emperadores Otón I (912-973) y Otón II (955-983).

Adelaida fue emperatriz del Sacro Imperio Romano Germánico y, en diversos momentos, llegó a ejercer la regencia de ese poderoso estado. Será, desde luego, la madre de Otón II, ejerciendo gran influencia hasta que la esposa de este, Skleraina, logró que se la apartara de las riendas del poder, habiendo sido incluso expulsada de la corte, pero luego recuperará posición, primero al ser nombrada virrey (en ese tiempo no se hablaba aún de virreina) de Italia y, tras obligársele a abdicar, tiempo después será de nuevo la regente de su nieto con lo que evidenciará su vigencia a lo largo del tiempo. Está claro que ambas emperatrices ejercieron notorio predicamento por lo que, su inclusión dentro del esquema del ajedrez, tenía mucho más que ver que si se seguía contemplando un exótico visir que nada decía a la lógica medieval europea. 

Estatua de Adelaida de Italia, en Seltz (Francia)


Podría trazarse, si fuera la segunda de las mencionadas el arquetipo tenido a la vista, la hipótesis de una influencia bizantina sobre territorio central europeo, con lo que cabría hacerse también la pregunta adicional de, si en esa otra cultura, ya no se contaba con la pieza de la reina en su formato, por influencia de grandes personalidades del pasado, como la de Irene de Atenas (c. 752-803).

Esta, conforme una leyenda (no comprobada históricamente), le habría regalado a Carlomagno (c. 742-814) un juego de ajedrez que ya tenía a la pieza de la reina en su interior y que, por el poderoso movimiento que se le asignaba en el formato, habría motivado que el emperador carolingio no aceptara el convite de casamiento para unir los Imperios Romanos de Occidente y de Oriente que alentaba el Papado. 

Irene de Atenas, la emperatriz bizantina

Teófano, en línea con ese espíritu legendario, dentro de la dote por la boda imperial, incluyó precisamente piezas de ajedrez, juego que se conocía en Bizancio desde al menos el siglo VIII y comienzos del IX, conforme la famosa carta del emperador Nicéforo I (758-829), el sucesor de Irene, a Harún al Rashid (766-809), en donde aquel recordaba que la emperatriz se consideraba un peón mientras que, al califa, se le reconocía una calidad superior, al ser comparado con la torre.

Sin embargo, seguramente el juego ingresó antes a esa porción europea oriental, donde se lo denominó zatrikión, habida cuenta de las intensas relaciones entre persas y bizantinos durante el imperio sasánida y, ya sabemos, en el siglo VI ingresó a Ctesifonte, su capital, el proto-ajedrez proveniente de la India, dando continuidad al vector de difusión decisivo del pasatiempo, ahora desde territorios persas y, ulteriormente, por mediación árabe.

Lo que queda claro, con el Poema de Einsiedeln, es que ya comenzaban a adecuarse las denominaciones de las piezas orientales a las necesidades requeridas en Europa, lo que era del todo lógico en aras de que el juego pudiera ser aceptado, progresivamente, como parábola de la sociedad medieval occidental.

En algunos casos el proceso de adaptación fue apenas formal, como al pasarse del rajá o del sha al obvio rey, o al asimilarse los peones con la infantería requerida en cada batalla o con la posición social más humilde. Otra historia será la del caballo que, o bien podrá mantenerse como tal, como en la tradición hispana o, mínimamente, será transformado en caballero, conforme es regla en el tratamiento anglosajón, pasándose del animal al jinete.

Para las demás piezas no será tan fácil el proceso de apropiación cultural. Del carro (o navío indio), hubo de mutarse en definitiva en la fortificación de la torre, construcción tan típica del Medioevo. El extraño para Occidente elefante (usado en batallas en la India y que en árabe se dice literalmente al-fil, es decir el-elefante), tendría más variabilidad, pudiendo ser el obispo en el norte del continente, el corredor alemán, el bufón francés o el banderillero en Italia.

Claro que, la metamorfosis más profunda se da precisamente en el caso de la pieza de la reina, la que heredará el sitial y en principio la forma de movilizarse del visir. De hecho, en el poema del cantón suizo se dice que el color de los casilleros que ocupará siempre será el mismo: At via reginæ facili racione patescit: / Obliquus cursus huic, color unus erit, habida cuenta de su movilidad en diagonal (y de un paso por vez), como su antecedente oriental.

En Versus de Scachis los trebejos son denominados de este modo: rex (rey); regina (reina); curvus o count (anciano, para remitir al alfil; y lo de curvus es por la espalda inclinada por el paso de los años); eques (caballo); rochus o margrave (torre); pedes (peones).

Esta temprana mención a la pieza de la reina le hace especular a Yalom que el juego ya la incluía, por lo pronto en territorios germanos e italianos septentrionales próximos a la localización del Monasterio. Podría, alternativamente, pensarse que esa incorporación tuvo una intención que tiene una índole más bien reverencial y simbólica para saludar y agradecer el madrinazgo de alguna de las mentadas emperatrices, y no tanto como práctica concreta.

Nosotros, en principio, estamos más tentados a inclinarnos por esta segunda hipótesis, aunque ello no obsta a que se considere de suma relevancia que, por primera vez en la historia, en un texto aparezca mencionada claramente la pieza de la reina.

En todo caso, lo que es realmente importante, y más allá de si ya para el siglo X se jugaba o no con un trebejo femenino es que, estando a poco más de un siglo del segundo milenio, existía una iniciática tensión (habría que agregar: una vocación; una necesidad), a fin de que un trebejo que apelara a la femineidad fuera a ser incorporado al juego.

Versus de Scachis queda instalado como el preciso y precioso momento, a fines del siglo X, y en el corazón de Europa, en que irrumpe, como era de esperarse, como debía ser, una pieza con rostro de mujer en el milenario ajedrez… 

Relieve en marfil que representa a Otón II y Teófano/Theofania coronados por Cristo (Museo Cluny, París, Francia)

 

Versus de scachis

Autor: Sine Nomine


Si fas est ludos abiectis ducere curis
Est aliquid, mentem quo recreare queas.
Quem si scire uelis, huc cordis dirige gressum,
Inter complacitos hic tibi primus erit.
Non dolus ullus inest, non sunt periuria fraudis,
Non laceras corpus membra vel ulla tui.
Non solvis quicquam nec quemquam solvere cogis;
Certator nullus insidiosus erit.
Quicquid damnoso perfecerit alea ludo
Hic refugit totum simplicitate sui.
Tetragonum primo certaminis æquor habetur
Multiplicis tabulæ per sua damna ferax.
Quamlibet octonos in partem ducito calles,
Rursus in oblicum tot memor adde vias.
Mox cernes tabulas æqui discriminis octo,
Octies ut repleas æquoris omne solum.
Sunt quibus has placuit duplicis fucare colore,
Grata sit ut species et magis apta duplex
Dum color unus erit, non sic racionis imago
Discitur: alternus omne repandit iter.
Illic digeritur populus regumque duorum
Agmina: partitur singula quisque loca.
Quorum quo numerus ludenti rite patescat,
Post bis quindenos noverit esse duos.
Non species eadem, nomen non omnibus unum,
Quam racio varia, sic neque nomen idem.
Nec color unus erit divisis partibus æquis:
Pars hæc si candet, illa rubore nitet.
Non diversa tamen populorum causa duorum:
Certamen semper par in utroque manet.
Sufficit unius partis dinoscere causas,
Ambarum species cursus et unus erit.
Ordo quidem primus tabulas divisus in octo
Præfati ruris agmina prima tenet,
In quorum medio rex et regina locantur,
Consimiles specie, non racione tamen.
Post hos acclini comites, hic inde locati,
Auribus ut dominum conscia uerba ferant.
Tertius a primis æques est hinc inde paratus
Debita transverso carpere calle loca.
Extremos retinet fines invectus uterque
Bigis seu rochus, marchio sive magis.
Hos qui precedit (retinet quis ordo secundus
Æquoris), effigies omnibus una manet:
Et racione pari pedites armantur in hostem
Proceduntque prius bella gerenda pati.
Liquerit istorum tabulam dum quisque priorem
Recte, quæ sequitur, mox erit hospes ea.
Impediat cursum veniens ex hostibus alter,
obvius ipse pedes prœlia prima gerit.
Nam dum sic uni veniens fit proximus alter,
Dissimiles capiat ut color unus eos
Fingenti fuerit cui primum lata facultas,
Mittit in obliquum uulnera sæua parem.
Obvius ex reliquis dum sic fit, quisque ruina
Hac præter regem præcipitatus erit.
Quilibet hic ruerit, non ultra fugere fas est:
Tollitur e medio, vulnere dumque cadit.
Solus rex capitur nec ab æquore tollitur ictus,
Irruit, ut sternat, nec tamen ipse ruit.
Hic quia prima tenens consistit in æquore semper
Circa se est cursus quæque tabella sibi.
At via reginæ facili racione patescit:
Obliquus cursus huic, color unus erit.
Candida si sedes fuerit sibi prima tabella,
Non color alterius hanc aliquando capit.
Hoc iter est peditis, si quando pergit in hostem,
Ordinis ad finem cumque meare potest.
Nam sic concordant: obliquo tramite, desit
Ut si regina, hic quod et illa queat.
Ast quos vicinos dominis curvosque notavi,
Transverso cursu sat loca pauca petunt.
Istorum fuerit positus quo quisque colore,
Primo dissimilem non aliquando pete.
Post primam tabulam mox fit sibi tercia sedes,
Qua fit reginæ dissonus ille uiæ.
Preterea cursus æquites girosque facessunt,
Sunt quibus obliqui multiplicesque gradus:
Dum primam sedem quisquis contempnit eorum,
Discolor a prima tercia carpit eum
Sic alternatim tenet hunc illumque colorem,
Quælibet ut cursus esse tabella queat.
At rochus semper procedit tramite recto,
Utque datur racio, porrigit ille gradum.
Quattuor in partes gressum distendere fas est
Atque uno cursu tota meare loca.
Hic certamen habent æquitesque per horrida bella,
Ut, si defuerint, prœlia pene cadant.
In quibus et reliquis extat custodia sollers,
Inconsultus enim prœlia nemo petit.
Cuique datur custos, ne incautum vulnera sternant,
Solus, heu, facile, si petat arva, ruit.
Cum vero cuncti certatim prœlia densant,
Hostis in hostilem fit celer ire necem.
Hanc rex devitat, hac numquam sternitur ille,
Hoc facto reliquis amplius ipse potest.
Dum tamen hunc hostis cogit protendere gressum,
Si conclusus erit, prœlia tota ruunt.

 

https://ajedrezlatitudsur.wordpress.com/2021/03/05/la-pieza-de-la-reina-aparece-en-el-ajedrez-primera-parte/ 

©ALS, 2021

 

lunes, 16 de agosto de 2021

OFFICIAL WORLD CHESS


ACADEMY

 

"El juego oficial de la Academia Mundial de Ajedrez es el primer juego que se produce en plástico con exactamente el mismo diseño que el famoso juego oficial del Campeonato Mundial de Ajedrez que se usa en los encuentros del Campeonato Mundial de Ajedrez y el Grand Prix!

Desde 2013, los juegos de este diseño se han utilizado exclusivamente en los encuentros del Campeonato Mundial de Ajedrez y en los principales eventos. El set se estrenó en el famoso Torneo de Candidatos de 2013 en Londres, donde Magnus Carlsen ganó su boleto para el Match por el Campeonanto Mundial, en desempates." https://shop.worldchess.com/

TREBEJOS

ORIGEN: REINO UNIDO                                                 AÑO: 2013

WORLD CHESS  EVENTS LTD.                                        LONDRES

DANIEL WEIL (PENTAGRAM) 

 Trebejos ponderados (550gr)

 Plástico de alta calidad inyectado en molde pulido a mano a medida.

REY:   86.00 mm

BASE:  38.00 mm


TABLERO

 Cartón de alta calidad con escaques de 48 mm

 

OBSEQUIO: CAMILA COELLAR MEDINA

 

 



FOTOGRAFIA: SERGIO COELLAR MIDEROS- QUITO, 22 DICIEMBRE DE 2021








 FOTOGRAFIA: CAMILA COELLAR MEDINA - MADRID, AGOSTO 2021

 
 
Esta tienda es el hogar del célebre juego de ajedrez oficial del campeonato. Diseñado por Pentagram, este es el único conjunto de juego de ajedrez en el mundo aprobado por la FIDE para su uso en las partidas del Campeonato Mundial de Ajedrez y ha sido utilizado exclusivamente en las mismas desde 2013 por Magnus Carlsen y sus oponentes. Los conjuntos se producen a partir de existencias cuidadosamente seleccionadas en cantidades limitadas para el ciclo y están disponibles exclusivamente a través de World Chess y nuestros socios minoristas. https://shop.worldchess.com/about

 
 

 
El socio de Pentagram, Daniel Weil, ha contribuido con un nuevo diseño  al mundo del ajedrez. Se unirá a las filas del original estilo Staunton, que ha sido el estándar hasta ahora.


Desde que se unió a Pentagram en 1992, Daniel ha trabajado en proyectos que abarcan una combinación de diseño de productos: packaging, interiores y dirección de arte para una amplia gama de clientes que incluye, entre otros, Swatch, Lego, Krug, Benetton, Tretorn, Superga, Pantone, EMI, Mothercare, coca-Cola, Grey Goose, TSE, King's College, Boots, Grupo G3 / Quam, Servicios de la autopista de Granada, A Cafe, Cass Art, Oyuna, Mount Blanc, One & Only, el hotel Bulgari en Milán,el Dorchester de Londres.
 
 
 
El  conjunto de juego de ajedrez presenta el estilo neoclásico de influencia griega, aspectos del diseño de Staunton, pero con más énfasis en ciertos detalles.

La altura y las bases de las piezas están definidas por el 
conjunto clásico de Staunton. Son sólo los Caballos los que difieren; como defensores del Rey y la Reina y las únicas piezas que 'saltan' sobre otras, la base sí sigue la forma de las demás, pero también se asemeja a un casco ecuestre.

Continuando con el tema clásico, Weil vinculó las ocho piezas principales de ajedrez a las ocho columnas de la fachada del Partenón. Al contemplar la altura de las piezas consideró el tono de la fachada, de modo que las piezas antes del juego evocarían la estructura de un edificio clásico. 
 
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 World Chess Events Ltd • The Pinnacle, 170 Midsummer Boulevard, Milton Keynes, MK9 1BP, United Kingdom


Observemos ahora en manos de campeones mundiales y aspirantes al título este espectacular diseño de trebejos.

https://clasesdeajedrez.es/torneo-de-candidatos-ajedrez-2013-partidas-4-ronda-del-torneo-de-candidatos-2013/