FABRICANTE: ITALFAMA ONICE TALLADO A MANO BLANCO Y MULTICOLOR TABLERO EN ONICE 30 cm. DIAMETRO REY: 7.5 cm CAJA DE 34 x 33,5 x5 cm. PARA GUARDAR TREBEJOS Y TABLERO
Hoy día, presento a los amigos un conjunto adquirido en Madrid a un coleccionista privado. Un delicado trabajo de ónice tallado a mano por, la reconocida casa italiana ITALFAMA. El conjunto incorpora un tablero circular de 30 cm. de
diámetro y un estuche para guardar las piezas individualmente y abajo del mismo para el tablero.
FOTOGRAFIA: SERGIO COELLAR MIDEROS- OCTUBRE 2018
En la web se encuentran similares productos descritos como “vintage ónix genuino producido por Italfama”. Así se anuncia su comercialización en ebay, y se documenta el producto con varias fotografías, algunas de las cuales comparto con ustedes.
En el portal latiendadeajedrez se ofertan conjuntos similares en tres colores distintos, orientado siempre al productor ITALFAMA y se describe el material, de manera muy interesante e instructuva:
“EL ÓNICE - ÓNIX
Los materiales comercialmente conocidos como ónices son científicamente
alabastros (o alabastros calcáreos) formados por deposiciones de
carbonato de calcio del agua rica en bicarbonato, generalmente en
cavidades en los macizos de piedra caliza. El término ónice u ónix (que
deriva del término griego que significa “uña”) se refiere a dos tipos
distintos de roca: la primera es el ónix calcáreo material utilizado en
estos sets de ajedrez y la segunda es una variedad criptocristalina del
cuarzo.
Las características técnicas y estéticas del ónix varían en
función de la dirección del corte; si el corte es paralelo al nivel de
la estratificación (corte transversal), se ve sobre la placa un diseño
circular; si el corte es perpendicular (siguiendo el sentido de la
veta), resalta la estratificación sedimentaria. Actualmente prevalece el
corte transversal, porque con este corte se resalta la característica
de translucidez. Característico de los ónices es la presencia de bandas,
debido al hecho de que los niveles de carbonato pueden tener diferentes
colores, según la concentración de los minerales y las impurezas que
contengan.
El mineral más común del “mármol ónix” es la calcita,
seguida de aragonita; otros minerales frecuentemente asociados son
arcilla y cuarzo. El color es blanco o variado (beige, naranja, marrón,
rosa, rojo, verde, celeste, amarillo) por las impurezas de la distinta
composición química. El color del ónix rara vez es uniforme, de modo que
en el mismo yacimiento se alternan materiales claros con oscuros e
incluso marrones o de color blanco opaco (variedad menos apreciada). Son
muy frecuentes las vetas o manchas marrones rojizas, debidas a la
presencia de óxido de hierro. Los ónices pueden reducirse en lastras de
grosor centimétrico que, vista la facilidad de rotura, se refuerzan a
menudo con soportes artificiales y con impregnaciones de resina epoxi.
La
resistencia de los ónices a los agentes atmosféricos es pobre, por lo
tanto su utilización es más adecuada en interiores sin contacto con
humedad (cocinas y baños) porque incluso los ácidos relativamente
débiles pueden destruir el material; actualmente el uso más extendido es
el forma de tabla de 0,8 a 1,5 cm y retroiluminada (en este caso, la
tabla se pule en ambas superficies).
El empleo más frecuente es
en la elaboración de diferentes objetos: ya en el quinto milenio antes
de Cristo se fabricaban vasijas en Egipto. Tablas de mesas, elegantes
mostradores, elementos decorativos como el ajedrez, chimeneas,
revestimientos murales retroiluminados y columnas son algunas otras
aplicaciones, aparte de su empleo en esculturas. En los nombres
comerciales se hace una referencia expresa al color: “Ónix Blanco”,
“Ónix Verde”, “Ónix Naranja”, “Ónix Rosa”, “Ónix Rojo”, “Ónix Azul”...
Se usa el mismo nombre para materiales de distinta procedencia (Ónix
Verde es un nombre comercial utilizado para los materiales procedentes
de Italia, Pakistán, México, Irán, Afganistán y Turquía).”
John Bryan es español y su familia originaria del norte de Filipinas. Reside en Madrid y es compañero de trabajo de mi hija Camila.
CAMILA Y JOHN BRYAN
Recientemente John Bryan, fue a Filipinas de vacaciones, y luego de buscar y buscar, encontró en Baguio, este precioso conjunto de ajedrez tradicional del norte de su país, inspirado en dioses del arroz. Tallado en maderas nativas por hábiles artesanos que no permiten que sus costumbres, forma de vida, arte y, la cultura que encierran, ni se olvide o se pierda.
FOTOGRAFIAS: SERGIO COELLAR MIDEROS - OCTUBRE 2018
Los trebejos adquiridos por John Bryan son un tesoro cultural y que ahora forma parte de mi Colección en un lugar especial, son similares a los que se observan en la fotografía más abajo tomada de la publicación de The Chess Collector. http://chesscollectorshop.com/
Jim Joannou-The Chess Collector Vol. XVIII No.1 2009-pág. 9
Juego de ajedrez tribal filipino, ca. 1960 Juego
de ajedrez tribal filipino que presumiblemente fue fabricado por el
pueblo Igorot en el norte de Luzón, en particular la tribu Ifugao en la
región de Banaue. Las piezas están hechas de maderas locales, pero no
estoy seguro de qué tipos de madera se utilizaron exactamente. En muchos
juegos de ajedrez filipinos se usa Kamagong para las piezas oscuras,
pero dudo que este sea el material usado aquí para las piezas negras,
porque se siente demasiado claro. Kamagong, que a veces también se llama
Ironwood, tiene una densidad muy alta y es bastante pesado. mientras
que las piezas de este conjunto son mucho más ligeras. Supongo que se
utilizó algún tipo de madera de acacia para ambos lados.
El
diseño de las piezas muestra algunas características típicas de los
decorados de Ifugao. El Rey se muestra con algún bastón o garrote y
escudo. Se representa a la reina llevando una "ofrenda" de algún tipo no
identificable, con ambas manos hacia arriba. Los alfiles llevan una
túnica y sostienen un cuenco de arroz en la mano derecha, que simboliza
su trabajo de dar arroz o comida a los pobres. Los Caballos se
representan como carabao (búfalos de agua) con jinete. Las Torres están
diseñados como una cabaña construida con bambú con techos de coco seco,
también llamada "Nipa", es decir, cabañas Nipa típicas de la región. Los
Peones están armados con garrote y escudo. https://www.chess-collection.de/newpagea1ce2c73
Acompañemos a Gareth Williams en una maravillosa descripción del desarrollo ajedrez en el Asia y Filipinas:
“Todo
es un tablero de ajedrez de noches y días donde el destino juega con
los hombres por piezas mueve aquí y allí, mates y agonías, y una a una
descansan en las gavetas.”
Rubaiyat, de Umar JATYAM, hacia 1100
"En el siglo XV el islam, y por lo tanto el arte islámico, se había
extendido dentro del vasto imperio musulmán desde las costas atlánticas
del norte de África a las fronteras del sur de China. Dentro de este
complejo imperio fueron absorbidas muchas y diferentes culturas y
religiones de Asia. Por lo general, los conquistadores islámicos
toleraban las religiones locales y no perseguían sus creencias.
Cristianos, hindúes y budistas pudieron practicar sus religiones
libremente. Los artistas y artesanos también continuaron con sus
ocupaciones y desarrollaron sus habilidades de acuerdo con sus
tradiciones culturales, políticas y estéticas.
Las piezas de
ajedrez islámicas del siglo X mantuvieron su forma básica durante
siglos, cambiando sólo gradualmente. Durante el siglo XIII las piezas se
torneaban pero mantuvieron el mismo tamaño, y las protuberancias
superiores aún se tallaban para distinguir al elefante del caballo.
El
sha y la firzan sólo se diferencian por el tamaño, el sha es mayor. La
torre tiene un acabado de base invertida con la convencional V grabada
en forma de grieta. Los peones están torneados como una versión más
pequeña del sha.
En el siglo XVI las piezas de ajedrez se hacían al torno,
probablemente en tornos de arco. El Ashmolean Museum, en Oxford,
Inglaterra, tiene piezas de ajedrez de marfil de Egipto, que han sido
datadas, con carbono radiactivo, hacia 1470-1650.
El
ajedrez fue introducido en las islas desde el sur de la India,
fortalecido por los comerciantes árabes y de nuevo influido por
portugueses y holandeses, que desde el siglo XVI convirtieron a Yakarta
en el centro de su imperio comercial. Gobernaron Java y casi todas sus
islas hasta 1949. El ajedrez era muy popular entre los nativos, que
solían tallar con cuchillo sus propias piezas de ajedrez de madera suave
o bambú, coloreando levemente uno de los bandos.
Había
un modelo regular para los juegos que fabricaban: el rey tenía que ser
la pieza más grande; la reina sería un poco menor con un corte en V como
acabado; el alfil sería menor, coronado por un corte en V; el caballo,
aún más pequeño con un corte en diagonal; la torre, con la forma de la
parte superior de un lápiz; y los peones, pequeños trozos de madera u
hojas.
El tablero, que no tiene escaques, se dibujaba
simplemente en el suelo. En Sumatra el juego era tan popular que era
normal que el centro de reunión del pueblo tuviera un tablero de ajedrez
tallado en el suelo de madera. También había juegos de ajedrez de mayor
calidad, torneados siguiendo los modelos musulmanes abstractos,
similares a los ajedreces de la India.
Filipinas se
asemeja a Indonesia en que está compuesta de muchas islas, en este caso,
más de 7000. Es una zona de terremotos, erupciones volcánicas y
tifones. El país debe su nombre al rey Felipe II de España; las islas
estuvieron bajo dominio español durante tres siglos. Las religiones
predominantes son el catolicismo y el islamismo.
Al parecer el ajedrez ha sido muy popular
en Filipinas desde que fue introducido por comerciantes árabes, que
probablemente llegaron hacia: el siglo XIV con sus cuentos de viajeros y
anunciándose como profetas de Mahoma. En una época más reciente, el
ajedrez fue promocionado activamente por el ex presidente Ferdinand
Marcos. Éste se consideraba amigo personal del campeón del mundo Bobby
Fischer e intentó persuadido para que defendiera su título contra un
joven aspirante ruso llamado Anatoli Karpov, ofreciendo un impresionante
premio al ganador del torneo.
Marcos, conocido por su
extravagancia como comprador de objetos de arte, tenía una impresionante
colección de juegos de ajedrez. En 1978 el campeonato
mundial de ajedrez tuvo lugar en Baguio City, entre el campeón del mundo
Anatoli Karpov y el aspirante Victor Korchnoi. Karpov ganó
apretadamente el torneo, seis victorias a cinco, con 21 movimientos. El
comienzo de la partida casi sufrió un retraso al descubrir los jugadores
que los organizadores filipinos pretendían que jugaran con un ajedrez
local de un diseño diferente al ajedrez tradicional Staunton. Se
organizó tal jaleo que se tuvo que enviar un mensajero a Manila para que
encontrara un ajedrez Staunton y la partida pudiera comenzar. Cuando
los árabes introdujeron el ajedrez en el sudeste asiático, los juegos
eran parecidos a los islámicos utilizados en Arabia y Europa durante el
siglo X. Con el paso del tiempo las piezas cambiaron.
Cada
país o tribu desarrolló su propio diseño para juegos de ajedrez
convencional. El modelo final estaba influido por la cultura de su
civilización. Una vez establecidos, al igual que en la India islámica,
Tailandia, Camboya, Java o Filipinas éstos apenas cambiaron durante
siglos. En este nuevo milenio, las antiguas costumbres y sus diseños de
ajedrez todavía perviven.
Hacia 1850. Rey: 5· 1 cm.
Juego de ajedrez
convencional de hueso tallado; los colores blanco y negro se obtienen
utilizando huesos de diferentes animales. El diseño del juego es muy
básico, excepto el caballo, que produce un sorprendente contraste al
ser tan estrafalario. La forma del caballo ha evolucionado hacia la
cabeza de un equino con las crines al viento y está influido por el
miedo constante a tormentas tropicales, erupciones volcánicas y
terremotos. Para evitar estos desastres tallaban en las esquinas de sus
tejados unas míticas serpientes, símbolo de la buena suerte para
proteger el hogar del fuego y el agua. Este símbolo de la buena suerte
ha sustituido al caballo en el ajedrez filipino."
Williams, Gareth “Jaque mate. El ajedrez, historia e
iconografía de una pasión” GRIJALVO MONDADORI S.A.-2001, Págs. 89-116
Jim Joannou en “Chess
sets of the Phillipines”. Part 1 y 2,
publicados en THE CHESS COLLECTOR VOL XVII No. 3 2008 y XVIII No. 2. 2009, nos deleita con una muy interesante
investigación sobre el ajedrez en Filipinas.
“Ahora dirigimos nuestra
atención a las regiones central y del norte de las Filipinas donde encontramos
varios diseños de ajedrez diferentes. Como se mencionó anteriormente, es la
cultura, tradiciones, religiones y personas de Filipinas que determinan las
razones ocultas detrás de los diferentes estilos que encontramos en estas
islas.
Las partes central y norte tienen fuerte influencia de la religión
católica, sin embargo en las áreas de la
periferie existen religiones que han "absorbido una cantidad de elementos
indígenas tales como ofrendas a espíritus ", e influencias
"paganas". "Ídolos" como un dios del arroz conocido
como "Bulol" y uno mitad hombre mitad figura de pájaro conocido como
Bal-Bal, constan entre otros 1500 a los que siguen adorando y se
muestran en su cultura, arquitectura y artefactos, incluyendo sus juegos de
ajedrez.
El ajedrez se introdujo en
Filipinas en el siglo 15 por los colonos árabes y comerciantes del sur, que se
establecieron en las islas e introdujeron creencias islámicas. En 1564 los
españoles conquistaron el área e introdujeron el cristianismo y las influencias
y valores europeos.
En 1869, los filipinos se rebelaron contra los españoles y dos años más tarde
la soberanía fue transferida a los EE. UU. Los siguientes 75 años fueron
inestables y finalmente en 1941, durante la Segunda Guerra Mundial, los
japoneses invadieron Filipinas, que fue liberada en 1944 y obtuvo su
independencia en 1945.
Conjuntos tribales / ídolos del norte
Las islas del norte de Filipinas son montañosas y son el hogar de varias tribus guerreras que tienen su historia pagana de rendir culto. Estas áreas son conocidas por su arroz y la
gente local protege este delicado ambiente de arrozales tallados en los lados
de las montañas, erigiendo estatuas de
un dios del arroz conocido como Bulol.
Estos dioses del arroz se representan en posición cuclillas y los conjuntos de
ajedrez hechos localmente son también representados de esta manera.
En la figura, se muestra el alfil con un cuenco de arroz (en su cabeza), un
tema que se repite en conjuntos del norte de Filipinas. Los caballos en estos
conjuntos se representan como búfalos de agua, que es un símbolo nacional y la torre está diseñada como una típica casa
filipina: "Nipa" o cabaña.
Estas viviendas construidas en bambú tienen un techo de paja hecho de coco seco
u hojas de "Nipa". Este estilo de torre también ha sido mal descrito
por algunas personas como tiendas de arroz!
Lado blanco de un conjunto tribal Ifugao hecho de madera de Acacia. En la región norte de Baguio, vive la tribu "Ifugao", que tiene
una larga historia de luchas con el vecino: la tribu "Bontoc" y este
es el tema de otro estilo de juego de ajedrez.
Estas son piezas bien talladas hechas de madera de Kamagong, madera dura
naturalmente oscura encontrada solo en las Filipinas, también conocido como
Ironwood y madera de Acacia.
Una vez más, las torres en
estos conjuntos se diseñan como la cabaña Nipa. Como se señaló con el dios
Arroz establece que el alfil está sosteniendo un pequeño cuenco de arroz en su
mano derecha."
Recomiendo a los amigos las lecturas de las investigaciones de Jim Joannou, las pueden encontrar en PDF en los links que siguen a continuación.
Finalmente, recordaremos el match por el Campeonanto Mundial jugado en Baguio en 1978, entre Karpov y Korchnoi, AJEDREZ 12 reseña el 18 de octubre de 2016:
“Karpov – Korchnoi, el match donde el ajedrez pasó a segundo plano
El de Baguío, Filipinas, en 1978, no fue uno más de tantos matches por el título del mundo de ajedrez. El encuentro entre el campeón Anatoly Karpov y su retador Viktor Kortchnoi, excedió largamente escaques y trebejos bicolores , para convertirse, ya desde antes de comenzar, en un nuevo y singular campo de batalla de la “guerra fría”, que libraban por entonces y sin darse tregua, las grandes potencias de Oriente y Occidente. Karpov era el niño mimado de la Unión Soviética, nación para la cual había recuperado (aunque fuere por incomparecencia de su rival) el título mundial que Robert Fischer les arrebatara en 1972, luego de casi 25 años ininterrumpidos de hegemonía en el concierto del ajedrez mundial. Era considerado un héroe, un emblema y un ejemplo en su país. Muy por el contrario Kortchnoi, ruso de nacimiento al igual que su rival, había desertado de la URSS en 1976, luego de jugar un torneo de grandes maestros en Amsterdam, por lo que se lo consideraba un traidor a la patria y su figura era execrada de todas las maneras posibles. Pero, como no podía ser de otra forma, esa misma figura del exiliado ganó fama y admiración en occidente, donde los adversarios de la URSS tomaron su actitud como un ejemplo de valentía y lucha por la libertad. En este contexto de posturas tan antagónicas como irreconciliables, el choque de los dos gladiadores del tablero iba a ser, necesariamente, una disputa traspasada por la política, los odios y las pasiones. Y no solo lo fue, sino que las rencillas, denuncias y provocaciones tuvieron por momentos ribetes verdaderamente grotescos. No era la primera ocasión en que Karpov y Kortchnoi se verían las caras en un match. En 1974, en Moscú, se enfrentaron en la final del Torneo Candidatura, luego a haber recorrido ambos, a puro talento y capacidad, el espinoso y arduo camino que los depositara en el último escalón antes de retar al campeón mundial Bobby Fischer. Karpov ganó aquella vez en forma muy ajustada, se convirtió en el desafiante y poco después en el nuevo campeón, ante la negativa del norteamericano de jugar para defender su corona. Korchnoi en esos tiempos aún no era un exiliado, pero ya deba muestras claras de inconformismo, como por ejemplo cuando, luego del encuentro, acusó a la Federación Soviética de Ajedrez de favorecer a Karpov con medios que él no tenía disponibles (por caso, otorgándole los mejores analistas), arguyendo que en esas preferencias jugaban dos factores fundamentales: Karpov no solamente era un miembro del partido, sino que era veinte años más joven y por lo tanto con mayor proyección a futuro; y por otra parte, era un “ruso puro” cuando él, Kortchnoi, era ruso por pasaporte, pero judío de origen.
En Baguío, pues, volvían a enfrentarse el campeón y el exiliado. El match se pactó a seis partidas ganadas, sin contar las tablas y sin límite de encuentros.
Ya durante los preparativos, las enjundiosas batallas orales libradas ante el periodismo en una catarata de declaraciones de ambos bandos incluso desde que se pactara el encuentro, comenzaron a tomar forma en la práctica. Kortchnoi, cuya esposa e hijo permanecían en la Unión Soviética sin permiso para salir del país, pretendió jugar bajo la bandera de Suiza, país en el que residía desde su defección de la URSS, pero los soviéticos se opusieron, alegando que su tiempo de residencia en ese país no alcanzaba el mínimo estipulado por la FIDE para poder hacerlo. Tras arduas negociaciones, la disputa se zanjó salomónicamente: se jugaría sin las tradicionales banderas sobre la mesa de juego.
Justo antes del comienzo, un nuevo problema inquietó a los organizadores, ya que, por una vez de acuerdo, ambos jugadores cuestionaron el peso demasiado ligero de las piezas de ajedrez que se utilizarían para el match, por lo que se debió procurar un nuevo juego, el que arribó desde Manila, la capital del país, minutos antes del inicio.
Baturinsky y Karpov
Transcurrida la primera partida, jugada en un ambiente en donde la tensión era palpable, pero donde hubo más calma en el tablero que fuera de él (tablas en 18 movimientos), Viktor Kortchnoi protestó airadamente ante las autoridades por la presencia, entre los espectadores, de un individuo que perturbaba sus pensamientos e influía negativamente a la distancia sobre su mente: Vladimir Zukhar, un parapsicólogo que formaba parte del equipo del campeón y oficiaba, según Baturinsky (líder de de la delegación soviética) como psicólogo de Karpov. Las idas y venidas respecto de la reclamación transcurrieron principalmente sobre la ubicación que Zukhar tenía en los asientos, pues el retador sostenía que no debía sentarse en las primeras filas, como de hecho lo venía haciendo. Con la intervención de ambas partes, más el árbitro Lothard Schmidt y hasta el presidente de la FIDE, Campomanes, recién al llegar al juego número ocho se llegó a un acuerdo: el parapsicólogo no podría pasar de la fila cinco.
Para sumar otro ingrediente a la ya de por sí áspera situación extra ajedrecística del encuentro, luego del segundo juego el equipo de Kortchnoi elevó una nueva protesta: promediando cada partida, el campeón recibía de un camarero un vaso con yogurt. La queja se fundaba que los vasos eran de colores diferentes, como así también el contenido, por lo que el desafiante sospechaba que por esa vía se enviaban a Karpov mensajes relativos a la partida, tales como “es mejor que ofrezcas tablas” o “tienes ventaja, continúa jugando” o cosas por el estilo. No obstante parecer inclusive risueño o disparatado, para evitar complicaciones los organizadores dispusieron, luego de unos días, que el “famoso” yogur se sirviera en un vaso de un solo color y que, si se cambiara el color de la bebida a entregar, el hecho debería ser comunicado con antelación al árbitro Schmidt.
En medio, llegó el turno de las quejas del campeón, molesto porque el exiliado se presentaba a jugar con unos grandes anteojos espejados, que según Karpov le molestaban la vista al reflejar la gran cantidad de luces dispuestas sobre el escenario. Kortchnoi adujo que le molestaba sobremanera la costumbre del campeón de mirar al rival fijamente cuando no le tocaba mover y que los anteojos los usaba para contrarrestar esa molestia, que según aducía lo había afectado en el match de 1974. Otra vez, negociaciones. Al final, las autoridades no dieron lugar al reclamo, pero promediando el match el retador dejó de usarlos.
Hasta la partida 12°, mitad del encuentro, seguía reinando la igualdad. Pero Karpov ganó las 13°, 14° y 17° partidas, adquiriendo una ventaja muy significativa en el marcador.
Por si algún aditamento le faltaba a esta verdadera guerra de nervios, denuncias y quejas en que se había transformado el match (incluso con pataditas por debajo de la mesa, como los niños, por las que el árbitro hubo de reconvenir a los jugadores), se produjo la llegada al mismo, en el juego 18°, de una pareja de misteriosos personajes pertenecientes a la secta de origen indio Ananda Marga, convocados por el retador como ayuda espiritual mediante ejercicios de meditación y, además, para contrarrestar, en la misma sala de juego, los influjos del parapsicólogo soviético. La delegación soviética protestó y otra vez Campomanes junto a los organizadores tomaron cartas en el asunto. Finalmente y luego de muchas alternativas lindantes con lo policíaco, la pareja debió hacer sus maletas e irse de Baguío, aunque recién lo hizo el día anterior a la partida 32°.
Kortchnoi acortó distancias ganando en la 21°, pero el campeón ganó la 27° y se puso 5 a 3, restándole solamente una victoria para retener el título. Pero para asombro de todos, el exiliado sacó fuerzas de flaquezas y se anotó sendas victorias en los juegos 28° y 29°, empatando el marcador.
La tensión, ahora volcada plenamente al tablero, alcanzó su climax. La definición era incierta y cualquiera de los dos competidores se alzaría con el triunfo en el match con solo ganar una partida. Karpov, que debía aprovechar la ventaja de llevar las blancas en el siguiente juego, el 32°, planteó en el mismo una apertura de peón rey que pronto se transformó en una Benoni. El campeón obtuvo ventaja posicional, ganó un peón y condujo con precisión la partida a la suspensión en la jugada 41, en una posición ganadora. Al dia siguiente, Kortchnoi informó al árbitro a través de su ayudante Raymond Keene, que abandonaba la partida. El mismo día, el retador envió una carta a los organizadores, diciendo que si bien no continuaría el juego suspendido, se negaba a firmar la planilla debido a que no consideraba válido el resultado del match, en vista de la intolerable conducta de los soviéticos, la hostilidad de los organizadores y la inacción de los árbitros. Tiempo después, incluso declaró que la KGB estaba preparada para matarlo si ganaba el match. Viktor se fue de Baguío sin asistir a la ceremonia de cierre y sin cobrar el premio estipulado.
Aún hoy, a 38 años de terminado el encuentro, el 18 de octubre de 1978, toda la serie de sucesos ocurridos durante el mismo causan estupor, cuando no una gran pena, pues se agraviaron de manera por demás manifiesta algunos de los valores más importantes de nuestro juego, como lo son la caballerosidad, la lealtad deportiva, el respeto mutuo y hasta la seriedad del mismo.
Karpov retuvo la corona por ajustado margen y Kortchnoi iba a tener, pocos años después, una nueva oportunidad contra el mismo rival. El encuentro de Baguío será recordado, no obstante, no por su resultado final, sino por haber constituido uno de las demostraciones más acabadas de cómo el ajedrez resulta empañado cuando lo traspasan interesas que nada tienen que ver con el juego mismo."