El creador de estos pequeños "ladrillos" mezclaría las palabras danesas leg godt ("jugar bien") para componer el nombre de una de las marcas de juguetes de construcción más exitosas: Lego. Pero aún hay otra curiosidad en torno a este nombre. Tal vez por azar, o tal vez por una buena visión de negocio, la palabra lego tiene también su traducción al latín, idioma en el que significa "colocar juntas".
Como recordaría años después el hijo de Ole, Godtfred Kirk Christiansen, "mi primera contribución a la empresa, no es que esté orgulloso de ello, fue cuando mi hermano Karl Georg y yo encendimos el calentador de pegamento. Desafortunadamente, algunas virutas de madera se incendiaron y todo el edificio se quemó hasta los cimientos". Esto ocurrió en 1924; la casa y el taller de los Christiansen se calcinaron en cuestión de minutos. Pero aquel revés no desmoralizó a Ole, que contrató a un arquitecto para rehacer de nuevo el edificio en el estilo arquitectónico que estaba en auge en Dinamarca entre los años 1915-1940.
El nuevo edificio era mucho más grande que el anterior y para poder sufragar los gastos que comportaba, Ole se vio obligado a alquilar las habitaciones vacías. El edificio adquirió fama por su gran buhardilla y por los dos leones que flanqueaban la entrada. En la actualidad, forma parte del Grupo Lego y es uno de los pocos edificios originales propiedad de Ole que aún existen en el país.
Trabajar con humildad y tesón
Ole Kirk Christiansen nació el 7 de abril de 1891 en la población danesa de Filskov. Pese a que su familia era bastante pobre, el joven Ole tuvo una educación secundaria básica para posteriormente empezar a trabajar en una fábrica. Más tarde sería el aprendiz de su hermano mayor Kristian y finalmente se convirtió en maestro carpintero.
Con veinte años, Ole viajó a Alemania y a Noruega, países en los que ejercería su profesión. A su regreso a Dinamarca, con el dinero que había podido ahorrar, Ole adquirió un taller de carpintería y aserradero y lo llamó Billund Maskinsnedkeri og Tømreforretning. Por aquella época (corría el año 1916) se casó la hija de un quesero local llamada Kirstine Sorensen, con la que tuvo cuatro hijos. Pero la felicidad conyugal de Ole duró poco. Kirstine murió poco después de dar a luz a su cuarto hijo.
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Imagen de los famosos ladrillos de colores de Lego. Foto: PD |
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Recreación de la ópera de Sídney en el parque Legoland de Billund. Foto: Cordon Press |
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Reproducción de un Tiranosaurio Rex de ocho metros realizado completamente con piezas de Lego. Foto: Cordon Press |
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Dimensiones de algunos de los ladrillos de Lego. Foto: PD |
"Solo lo mejor es suficientemente bueno"
Durante la década de 1930, la Gran Depresión azotó Dinamarca, y el negocio de Ole se vio seriamente afectado por sus consecuencias. A medida que los encargos iban disminuyendo, Ole se dedicó principalmente a la fabricación de pequeños artículos para el hogar como escaleras, tablas de planchar, taburetes, soportes para los árboles de Navidad y pequeños juguetes de madera.
Aquel mismo año, su hijo Godtfred empezó a trabajar en la fábrica y se propuso ampliar la línea de juguetes. En 1932, los Christiansen ya fabricaban alrededor de 28 diseños distintos de juguetes, entre ellos coches, aviones y autobuses. Construían los juguetes en madera de abedul, los lijaban, les daban tres capas de pintura y finalmente los empaquetaban de manera artesanal, lo que les valió una gran reputación. Esa búsqueda de la perfección y la pasión por el trabajo bien hecho se reflejaba en el lema que podía leerse en un cartel situado en la entrada del taller que Godtfred había grabado: "Solo lo mejor es suficientemente bueno".
De este modo, con la producción de la empresa familiar centrada únicamente en la fabricación de juguetes, Ole creyó llegado el momento de buscar un nuevo nombre para la empresa. Decidió organizar un concurso entre los empleados de la fábrica para que fueran ellos mismos quienes lo decidiesen.
Al final triunfaría el nombre de "Lego" que se obtuvo tras combinar las palabras "LEg GOdt" que como hemos visto significan "jugar bien". La recién bautizada compañía se puso manos a la obra y los primeros juguetes que fabricó fueron animales de madera entre los que destacó el clásico pato de madera hecho para que los niños tirasen de él, aunque más tarde los Christiansen ampliarían el catálogo añadiendo diseños mucho más complejos.
En el año 1936, la compañía disponía de un amplio elenco de juguetes que constaba de 42 modelos diferentes y Ole elaboró asimismo una guía de diseño para que sus empleados la siguieran de un modo estricto. Pero no todo transcurrió según lo esperado. En 1942, la fábrica sufrió de nuevo un incendio, aunque esta vez la situación económica de Ole le permitió rehacerla y seguir adelante.
Una inversión de futuro
En 1947, Ole Kirk conoció a Hilary "Harry" Fisher Page, diseñador de la fábrica británica de juguetes Kiddicraft. Esta era una empresa juguetera que había patentado unos bloques rectangulares con un conector en la base superior. Aquellos bloques de madera se podían montar y desmontar con gran facilidad, lo que proporcionaba mucha libertad a la hora de crear cualquier modelo.
Fascinado con el invento, Ole decidió apostar por el mismo tipo de bloques, pero hechos de plástico. Fue entonces cuando el juguetero danés compró una máquina de inyección para producir bloques de plástico en masa basados en el diseño de la fábrica británica.Aunque la inversión fue sumamente ambiciosa, ahora la compañía tenía la capacidad de fabricar modelos tanto en madera como en plástico. Pero eso solo sería temporal, puesto que al final Ole y su hijo se decidieron a trabajar única y exclusivamente con el plástico.
En 1947, Ole Kirk compró una máquina de inyección para producir bloques de plástico en masa basados en los modelos de la fábrica británica Kiddicraft.
Los inicios de esta nueva etapa fueron bastante difíciles. En esa época los juguetes de plástico no tenían muy buena prensa, y más aún cuando los ladrillos fabricados por Lego en aquel entonces aún no habían obtenido el encaje adecuado. Fue precisamente en una feria de juguetes, cuando escucharon las quejas de un vendedor, cuando Ole y su hijo mayor descubrieron qué era lo que faltaba a sus juguetes para triunfar. Necesitaban que los juguetes de Lego dieran libertad absoluta al niño a la hora de crear, fueran más seguros y de mejor calidad. Dicho y hecho. Godtfred empezó entonces a investigar la manera de adaptar aquellas ideas a sus ladrillos de plástico, hasta que al final logró crear un producto en el que todos los ladrillos fueran perfectamente compatibles unos con otros.
Así nació Lego Town Plan nº 1 en 1955. A cada ladrillo se le adaptó una unión mediante el uso pequeños tubos, lo que proporcionó al juguete una enorme versatilidad. Al final, la máxima que aún podía leerse a la entrada de la fábrica de los Christiansen parecía haberse hecho realidad. La versión que conocemos actualmente de los bloques de Lego se patentó en 1958, justo el año en que murió Ole Kirk, el fundador de la empresa.
Lego, una empresa con impacto mundial
En 1963, la compañía, ya sin Ole, reemplazó el acetato de celulosa por el acrilonitrilo butadieno estireno (material plástico ABS), que es el que se utiliza en la actualidad y es menos propenso a la decoloración y a la deformación, y mucho más resistente al calor. Consolidada ya como una de las compañías de juguetes más importantes del mundo (actualmente está presente en más de 130 países), el 7 de junio de 1968, Lego inauguró el primer parque Legoland, que fue construido en la ciudad de Billund, en Dinamarca (actualmente existen ocho parques Legoland por todo del mundo, como los de California, Florida, Nueva York o Dubái).
El 7 de junio de 1968, Lego inauguró el primer parque Legoland que fue construido en la ciudad de Billund, en Dinamarca. Actualmente existen ocho parques Legoland por todo del mundo, como los de California, Florida, Nueva York o Dubái.
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Modelo Lego de la ciudad de Ámsterdam en el parque Legoland de Billund. Foto: iStock |
Durante el primer año tras su inauguración, el parque de Billund fue visitado por 625.000 personas, y en 1980 los admiradores de los ladrillos de plástico de Lego levantaron allí una torre de trece metros. Pero en la década de 1990, aquella torre se quedó pequeña cuando se construyó otra de veinticuatro metros de altura. Actualmente, Lego se ha convertido en una marca reconocida a nivel mundial, y no solo triunfa con los parques de atracciones, sino también con videojuegos, películas, series, e incluso prótesis funcionales e impresoras braille. Su éxito ha sido tal, que en el año 2000 la Asociación Británica de Tiendas de Juguetes nombró a LEGO Juguete del Siglo. Un honor que seguramente habría llenado de orgullo a su fundador.
Ideas Lego Daniel Lipkowitz
Editorial Dorling Kindersley, 2015