miércoles, 1 de septiembre de 2021

LA PIEZA DE LA REINA APARECE EN EL AJEDREZ (3/4)

 


Importancia del texto de Cessole 

 
Juego de ajedrez, de Francesco di Giorgio Martini, siglo XV

CONSAGRACIÓN DEL INGRESO DE LA PIEZA DE LA REINA EN EL AJEDREZ CON EL TEXTO DE CESSOLE


Libellus de moribus hominum et officiis nobilium ac populum super ludo scacchorum (trascendió con su título abreviado de Ludus scacchorum), es un célebre y extremadamente difundido escrito en latín en el que se consignaron los sermones que, a fines del siglo XIII, diera el monje dominico Iacopo da Cessole (muerto en 1322).

Lo más probable que se los hubiera recopilado a comienzos del siglo siguiente pero, lo relevante a nuestros efectos, es el entorno temporal en que se verificó, y no la precisión exacta en cuanto a su datación. Y en cuanto a su localización geográfica, recordemos que el monje terminó sus días en Génova, donde residió buena parte de su vida y que su nombre, el de Cessole, debe seguramente aludir al nombre de una muy pequeña comuna ubicada al noroeste del territorio italiano en donde nació. 
 
Ludus Scacchorum de Cessole

Habrá diversos manuscritos de ese magno texto, que surgirán en diferentes puntos del continente. El original fue traducido a varias lenguas romances (y habrá traducciones de traducciones), siendo posteriormente uno de los primeros libros en ser impresos, como en el caso de William Caxton (c. 1415-1492) quien lo presentará en Inglaterra en 1474. Todo este proceso y reconocimiento a su relevancia haría que el ajedrez tome una difusión espectacular en ese tiempo. 
 
La reina y el rey en el trabajo de Cessole
 
Por su contenido bien puede considerarse, a pesar de su evidente estirpe moralizante que atraviesa todas sus páginas, para lo cual se usó al juego, a las piezas y al tablero como parábola (respectivamente, de las relaciones sociales, sus integrantes -en sus cualidades y defectos que debían evitarse- y a la polis en la que residen), en su adicional calidad de virtual reglamento ajedrecístico.

Es que allí se habla, tras especularse sobre su origen, respecto de un juego con tanto esmero que, a cada trebejo, se le dedica un capítulo específico. Y eso será, por cierto, lo que suceda con el trebejo de la reina.

A ella se le asigna una movilidad ampliada en la primera jugada, momento en el que puede adquirir el movimiento de la torre o del alfil (anciano o juez, conforme se denomina a ese trebejo en el texto). En efecto, desde la posición inicial, la reina se mueve en diagonal a la derecha hasta la casilla delante del peón alfil de lado del rey, o a la izquierda delante del caballo del lado de la reina (de d1 a f3 o b3; lo propio simétricamente desde la perspectiva de la reina del rival). La casilla de destino debe estar vacante. Además, a partir de la casilla original, puede moverse como la torre a dos casillas, ocupando el lugar del alfil del rey o del caballo de la reina, o delante del peón propio (de d1 a f1 o b1 o d3; concordantemente puede actuar la reina contraria en su propio campo).

Todo esto es posible, asegura el autor, ya que la sabiduría de la soberana es similar a la de los ancianos, y su poder es comparable al de las torres. Pero no moverá como los caballos ya que, la naturaleza de estos, es peleadora y guerrera. Una energía más típicamente varonil.

Sin embargo, esta cuestión de la movilidad ampliada se agota para la primera ocasión: luego deberá moverse la reina de casilla en vez, en diagonal, para adelante o atrás, por lo que siempre conservará el color del escaque de origen. Es que se considera que no debe alejarse demasiado ya que, en casa (al menos para la sociedad medieval), tiene la reina mayor libertad y, si quiere permanecer casta y pura, no debe sentarse en las puertas de los jardines, evitar aventurarse por las calles y no olvidarse de sus modales de dama. Insistimos, siempre desde la perspectiva de la época (aunque no sólo de ella).

En cuanto a la posición inicial, en la ilustración original del libro impreso de Cessole en Inglaterra, figura la casilla extrema a la derecha de color blanco como es el canon definitivo (mas en esa época no era todavía una convención).

Se dice que los caballos ubicados a la derecha deben estar en el mismo color que el rey (al que se lo ubica en la cuarta casilla, aunque no se expresa si eso debe mensurarse desde la izquierda o la derecha, lo que cambiaría las cosas), por lo que la torre y el anciano de ese lado tendrán el mismo color que la reina.

Para que se cumplan con esas condiciones, necesariamente en línea vertical, cada rey estará enfrentado por rayos X a la reina, y no al otro monarca, como es la norma que impera en el ajedrez moderno. Es decir, si tomáramos la notación de tiempos posteriores, y la perspectiva de las piezas blancas, el rey de este color en Cessole estará en e1 y la reina en d1, estando el rey negro en d8 y la reina negra en e8. 
 
 
Versión en español del libro de Cessole
Sobre la reina se asegura que, como el rey, cumple funciones honoríficas, y que “tiene por gracia lo que el rey tiene naturalmente”. Está dotada de cuatro virtudes: la de comportarse en forma madura, con impecables maneras (modesta y pensativa, pero no audaz); la de ser pura y casta (siendo de ese modo el espejo en el que se reflejen las conductas de las demás mujeres); la de ser reservada (hablando cuidadosamente y siendo capaz de guardar los secretos) y, como era esperable para el Medioevo (con repercusiones futuras), la de ocuparse en educar a los hijos (en el camino de la virtud, las buenas maneras y la pureza).

Como el de Cessole es un trabajo producido en la porción septentrional de la península italiana podemos en principio presuponer que, también en ese territorio, como ya hemos visto sucedía en los germanos, ingleses y franceses, la pieza de la reina, al menos para el siglo XIV. En este caso pudo mucho tener que ver la existencia de un Sacro Imperio Romano-Germánico, que pudo haber ejercido su influencia en que se extendiera la aceptación de la pieza de la reina en los territorios del sur de una entidad política que se extendió por casi diez siglos, en cuyo entorno había aparecido, en la décima centuria, la primera mención de la pieza de la reina en Versus de Scachis.

UN CASO ESPECIAL: EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIII SE HABLABA DEL MASCULINO ALFERZA Y NO AÚN DE LA PIEZA DE LA REINA DEL AJEDREZ 

 

Cuando Alfonso X de Castilla, el Sabio (1221-1284) hubo ofrecido el precioso Juegos diversos de Axedrez, dados, y tablas con sus explicaciones, ordenados por mandado del Rey don Alfonso el sabio, al codificarse el estado de situación de los juegos a esa época, entre ellos y con particular interés al ajedrez, en ningún momento se alude a la existencia de una pieza de la reina.

Allí se habla del alferza, es decir un nombre emparentado fonéticamente con al-firzān, el visir árabe, expresión que deriva a su vez del farzin persa la cual, en árabe andaluz, era al-farza y, en catalán, será alfersa, aludiendo al portador del estandarte real.

Al agregarle la vocal a final a aquella palabra connotativa, y no utilizarse la del más evidentemente masculino alférez, podría intuirse un rasgo de mutación hacia una forma femenina. Sin embargo, a la pieza del alferza se la debe considerar que alude a una figura varonil. De hecho, en el texto de Alfonso X, cuando se lo presenta, se dice: “Ell alferza anda a una casa en sosquino, e esto es por aguardar al rey e no sen partir d´él…”. 
 
Juegos diversos de Axedrez, dados, y tablas con sus explicaciones, ordenados por mandado del Rey don Alfonso el sabio)

Sobre su forma de moverse se agrega (previéndose la posibilidad de salto inicial): “…puede la primera vez saltar a tercera casa o en derecho o en sosquino, e aunque esté otro trebejo en medio…”. Se postula una disposición especial, la de “alferzada”, que se da cuando un peón corona, momento en el que puede dar el salto de dos casillas, pero luego sólo podía marchar oblicuamente hacia adelante o atrás, pero de a un sólo paso.

En el texto, cuando se lo describe, se dice: “Ell alferza debe ser fecha a manera del alférez mayor del rey que lieva la seña de las señales del rey cuando an a entrar en las batallas”.

Pero siempre es posible tomar la postura de la ambigüedad, en este caso para suponer un primer atisbo de consagración de una figura femenina en el ajedrez español; y allí se posiciona Yalom. Aún en ese hipotético caso de creen en cierta femineidad del alferza, lo que no es para nada verosímil leyendo la obra de Alfonso X, se podría contrastar este eventual caso de duda de la experiencia española para el siglo XIII, con lo que sucedía en casi todas las restantes geografías europeas, particularmente en el centro y norte del continente, e incluso en la vecina Francia, en donde se hablaba, pacífica y claramente, de que la reina era ya parte del juego del ajedrez. Allí hay un punto de divergencia entre naciones muy próximas, al menos temporalmente.

Habrá que aguardar al siglo XV cuando España, relegada relativamente en cuanto a la admisión de la pieza de la reina en el ajedrez, hará historia al convertirse en pionera en la materia, cuando aparezcan, en su última década los libros específicos de divulgación primeros de la modalidad moderna: el perdido de Vicent en idioma valenciano y el de Lucena aparecido en Salamanca sabiéndose, en un caso a ciencia cierta, y en el otro con muchos elementos para presuponerlo, que la reina aparece y con plena movilidad, dando el estirpe definitivo a la práctica ulterior del milenario juego .

Aún más, con el poema también en idioma valenciano, Hobra intitulada scachs d’amor feta per don Franci de Castellvi e Narcis Vinyoles e Mossen Fenollar o Scachs d´ Amor, al que se le ha asignado una datación probable del año 1475, ya esa pieza es presentada y con la forma de desplazarse moderna (como torre y alfiles).

Adicionalmente, allí es la primera vez que se emplea el término dama, como sinónimo de reyna, por ejemplo al expresarse: Juga lo roch del rey en la casa de la dama. La partida aludida puede ser vista desde el siguiente enlace: https://en.chessbase.com/post/scachs-damor-poem-part-2.

En esa obra, de autoría de Francesc de Castellví y Vic (c. 1435-1506), Narcis de Vinyoles (c.1442-1517) y Mossén (Bernat de) Fenollar (1438-1516), a la reina del primer jugador se la adscribe a los valores de la Voluntad, asegurándose que se trata de una pieza de “gran potencia”; por su parte, la del rival, connotará el Honor y la Belleza.

Si bien excede el marco de este trabajo, como se está ahora hablando del proceso de modernización del ajedrez que se dio en España a fines del siglo XV, en este punto no habría que olvidar lo que sucedía en igual sentido en Italia para épocas próximas, particularmente con el surgimiento de De ludo scachorum, un texto de Luca Pacioli (1447-1517) en el que se dan señales claras de que ya regía la forma moderna de jugar al ajedrez, aunque conviviendo muy probablemente con la antigua. Y, en un dato que le asigna un especial valor a ese trabajo, conmueve saber que en esa obra aparecen imágenes ajedrecísticas muy hermosas de Leonardo da Vinci (1452-1519), con lo que el ajedrez queda íntimamente vinculado a uno de los mayores genios que ha dado la Humanidad. 
 
 
©ALS, 2021

No hay comentarios:

Publicar un comentario