ORIGEN: JAQUES AÑO: 1925-1937
MODELO "JAQUES BROADBENT"
REPRODUCCION
THE HOUSE OF STAUNTON AÑO: 2014
ESTADOS UNIDOS DE NORTEAMERICA
TREBEJOS BLANCOS: BOJ
TREBEJOS NEGROS: PALO DE ROSA
REY: 109.24 mm
BASE: 50.11 mm
PESO: 139.10 gr
MALETIN DE 44 x 44 x 10.5 cm. (17" X 17" X 4")
MADERA RED BURL
SELLO DEL FABRICANTE EN BAJO RELIEVE
(actualización septiembre de 2024)FOTOGRAFIA: SERGIO COELLAR MIDEROS- QUITO, ABRIL 2020 |
FOTOGRAFIA DEL FABRICANTE http://www.houseofstaunton.com/fitted-briefcase-red-burl.html |
FOTOGRAFIA: SERGIO COELLAR MIDEROS - AGOSTO 2016
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"El Buenos Aires 1927 conmemorativo es un conjunto completo de piezas de ajedrez para torneo. Cada conjunto ha sido tallado a mano por nuestros maestros artesanos con maderas de palo de rosa indio y boj.
Las piezas de ajedrez son pesadas y se asientan sobre almohadillas de base de tela de billar de lujo y un bello acabado.
http://www.fersht.com/chess/ |
El conjunto viene equipado con un precioso maletin de madera Burl rojo para guardar y proteger indivualmente a cada pieza, incluidas las reinas adicionales. Tiene llaves de seguridad y un sello en bajo relieve de la casa fabricante."
Reginald J. Broadbent |
Este es un conjunto muy atractivo con Caballos Broadbent bellamente tallados con pupilas perforadas. El Rey mide 3-7 / 8" de altura con una base de 1-7 / 8" de diámetro.
Estos trebejos, Jaques Broadbent se encuentran en una caja de bisagra original de caoba con su etiqueta verde original del fabricante. Los trebejos están en excelentes condiciones. El juego es alrededor de 1930."
Trebejos del match- Cortesía Nahuel Crusta 12-09-2024 |
"La novela Perdido en Buenos Aires recrea aquellos días porteños de Capablanca y narra, siempre desde la óptica del cubano, su estancia de dos meses y medio en la ciudad del Plata. Las escenas de ajedrez están contadas aquí con un lenguaje ameno y comprensible al común de los lectores.
Ellas nos descubren el drama del campeón, que ve como se le escapa el titulo ante un rival al que siempre considero inferior.
En la trama de esta novela, Capablanca se sumerge en la bohemia porteña y se deja llevar. Además de ajedrez, sus días y sus noches se llenan de tango y de cantantes, de actrices y de amor. Por las paginas de Perdido en Buenos Aires desfilan Carlos Gardel y todo un grupo de figuras del escenario y la farándula de la ciudad.
Aquí se mezclan ficción y realidad hasta un punto en que es imposible separarlas. En cualquier caso, lo único aparentemente cierto es que la noche de Buenos Aires contribuyo en gran medida a que uno de los genios más grandes de la historia del ajedrez mundial cediera su puesto a quien se lo supo ganar con trabajo, constante y esfuerzo creador." (Alvarez Gil)
Gloria Guzmán |
Es que, en efecto, cuando en 1917 el genial maestro cubano José Raúl Capablanca (1888-1942) exponga por primera, y a la sazón por única vez, el título mundial ante el ruso-francés Aleksandr Alekhine (1892-1946) en la ciudad de Buenos Aires, siendo el claro candidato a retener la corona, juega con bastante despreocupación, por lo que la perderá, a pesar de que en esos años se lo consideraba prácticamente imbatible.
Podría creerse que las luces de la ciudad lo encandilaron, aunque también siempre fueron conocidas sus predilecciones tan epicúreas como distractivas. Lo cierto es que su talante latino se vio seducido, como indica Tálice, por la belleza de Gloria Guzmán (1900-1979), una conocida artista de teatros de revista argentina (aunque nacida en España), quien solía aguardarlo impaciente a las puertas del sitio en el que su enamorado estaba enfrascado en las partidas que lo enfrentaban con su archirrival ajedrecístico.
En ese sentido, por la fluidez de esos contactos, es probable que la dama, que por ese relato del uruguayo parecía interesada en el mundo del tablero, bien pudiera haber aprendido algo del extraordinario juego de su ocasional admirador. Aunque desconocemos el alcance preciso de esas lecciones tan personales"
Le escribo sin dudarlo a Carlos Ilardo, del cual habiamos comentado ya con Diego Herman, ajedrecista argentino que actualmente vive entre Austria y Serbia; y trabaja en Chess Informant.
Carlos Ilardo, periodista argentino mantiene un interante blog denominado :"Diarios de ajedrez Mucho más que un juego y poco menos que una ciencia"
A Carlos le adjunté la dirección de éste blog e inmediatamente, el mismo día de realizada la consulta en el blog, recibo la contestación que transcribo:
CARLOS ILARDO <carlosilardo@gmail.com>
Muy bueno el contacto.
Gracias por tus palabras y felicitaciones con el bolg.
Con relación a tú pregunta, el juego, al menos uno o dos de los utilizados, creo que se usaron más de 4 durante el match, están en el Club Argentino de Ajedrez.
El juego, la mesa, el reloj y algunas planillas están en exhibición junto a los recortes de los diarios de la época.
En el Club Argentino se armó una sala, una especie de museo, con los detalles de ese match entre Capablanca y Alekhine, y las fotos son las que en su mayoría están por Internet que yo tomé para Chessbase.
Te mando un fuerte abrazo
Carlos"
Paraguay 1858
Buenos Aires
Llamar +54 11 4811-9412
"CHESS SETS USED IN BOTH UNOFFICIAL AND OFFICIAL WORLD CHAMPIONSHIPS"
En la página 74 del Catálogo de Arte de la Muestra, en la sección Grandes eventos internacionales, nos deleitamos con una preciosa descripción del Match por el Campeonato Mundial de 1927:
Pinturas en Bulgaria
"Por otra parte, la embajada de Argentina en la capital de Bulgaria, junto con el club Blitz Chess Sofía, organizó una exposición de arte dedicada a los 90 años del campeonato mundial disputado en Buenos Aires.
La muestra titulada ‘Corona’ incluye 36 pinturas y miniaturas de la serie llamada ajedrez, del artista especializado en representaciones del milenario juego, Roman Gumanyuk. Se incluía el retrato que pintó de los dos jugadores que disputaron el Campeonato Mundial de 1927.
Roman Gumanyuk ante el retrato de Alekhine y Capablanca que disputaron el campeonato del mundo en Buenos Aires en 1927 |
Gumanyuk, natural de Kirguistán, ha conseguido 29 exposiciones siendo varias de ellas dedicadas al juego: ‘Alquimia, este y ajedrez’ en el Museo de Bellas Artes de Kirguistán en 2014 y ‘Reyes de ajedrez’ en Haskovo, Bulgaria, en marzo de 2017. Sus obras se han expuesto en museos y galerías además de su país natal, en Bulgaria, Ucrania, Bielorrusia, Kazajistán, Francia, Italia y Estados Unidos.
Por otro lado, el escritor cubano afincado en Suecia Antonio Alvarez Gil escribió un libro ‘Perdido en Buenos Aires’ en el que recrea este enfrentamiento y desde la óptica de Capablanca explica su estancia en la ciudad donde disputa el campeonato del mundo. Recibió el premio Vargas Llosa en 2009 y fue editado por la Universidad de Murcia, hoy inencontrable en España."
"sábado, 18 de junio de 2016
Campeonato Mundial de Ajedrez - José Raúl Capablanca vs. Alejandro Alekhine - El Ajedrez Americano (1927)
"Capablanca
y Alekhine, los dos mejores jugadores de su tiempo, se enfrentaron en
1927 en un match. En aquel momento Capablanca parecía invencible, pero
Alekhine consiguió arrebatarle el título. Después de ese gran match en
Buenos Aires no volvieron a sentarse juntos ante un tablero de ajedrez
durante nueve años.
Finalmente
se encontraron en Nottingham en 1936. Capablanca ganó y compartió el
primer puesto con Botvinnik. Sería poco decir que los dos genios del
ajedrez no se soportaban mutuamente. En realidad se odiaban. No se
hablaban y planteaban grandes problemas si los organizadores de los
torneos les ponían en la misma mesa.
Alekhine
intentó demostrar muchas veces que Capablanca no era lo que el mundo
pensaba de él. Después de que en 1931 Capablanca jugase contra
doscientos ajedrecistas (en cincuenta tableros) en Nueva York, Alekhine
le superó en París al año siguiente, jugando contra trescientos
ajedrecistas. En un artículo publicado en el "New York Times", el 1 de
agosto de 1929, Alekhine incluyó a Capablanca en el grupo de jugadores
como Maroczy, Euwe y Vid mar, que no consideraban el ajedrez como un
arte. A ellos les interesaba únicamente ganar.
Por
otro lado, Capablanca decía abiertamente que Alekhine no quería darle
la oportunidad de jugar el match de revancha. El campeón prefirió jugar
dos veces contra Bogoljubov. En 1935 perdió contra Max Euwe en un match
con una bolsa de 10.000 dólares.
Después
de perder el título, Alekhine dejó de fumar y de beber y centró todas
sus fuerzas en retornar a la cúspide. Estudiaba las partidas de Euwe y
leía sus artículos. Y fue el primer campeón derrotado que recuperó el
título.
Capablanca
y Alekhine jugaron en el famoso torneo AVRO donde los ganadores fueron
Fine y Keres. Alekhine quedó cuarto, empatado y Capablanca séptimo. Era
la primera vez que el célebre cubano no se encontraba entre los tres
mejores jugadores (como ganador fue proclamado Keres). El 25 de octubre
de 1939 Alekhine hizo público su acuerdo con la Federación de Ajedrez de
Argentina para jugar el match contra Capablanca.
El
comienzo estaba previsto para el 14 de abril de 1940. Pero el 7 de
diciembre se frustraron las negociaciones. Las agencias publicaron que
la causa fue el bajo presupuesto. E l2 de mayo de 1941 el "The
NewYorkTimes" escribió que Alekhine deseaba viajar a Estados Unidos para
acordar el match de revancha contra Capablanca que se iba a jugar en La
Habana. Alekhine había iniciado las negociaciones desde Lisboa, pero en
1942 Capablanca murió.
Cuando
en 1927 Alekhine ganó el match contra Capablanca, el gran maestro Reti
escribió: "El resultado del match no significa sólo la victoria de un
representante de Europa frente a uno de América, sino también el triunfo
del pensamiento más intuitivo europeo sobre el moderno americano.
Capablanca
es en la vida privada un hombre mundano perfecto y, como ajedrecista,
si es posible comparar el aspecto físico con el espiritual, es
maravilloso, sin defectos y un deportista. Su estilo se caracteriza por
la claridad de ideas, el oportunismo y creación de confusión en las
jugadas. Era ajeno a la investigación teórica. La auténtica profundidad
siempre está vinculada a la indagación, mientras que la verdadera
claridad puede surgir espontáneamente después de rebuscar en lo confuso.
En las partidas ganadas por Alekhine, bajo la capa de hielo de la
técnica contemporánea, brillan con claridad las búsquedas apasionadas de
nuevos caminos."
El
Dr. Lasker dijo: "La victoria de Alekhine simboliza el triunfo sobre la
mente de un luchador experimentado, que evita todo lo que sea poco
claro. Capablanca procuraba soluciones matemáticas, utilizando métodos
científicos. Alekhine es más artista, investiga más y ese modo de
creación es, en principio, de un nivel más alto, especialmente cuando
sale a relucir en la lucha."
Spielmann:
"Respecto a nuevas variantes, los conocimientos de Capablanca eran de
un nivel más bajo de lo que debían. Además, se demostró que ya no jugaba
con su tranquilidad habitual y a veces se ponía nervioso sin razón
alguna."
Poco
antes de morir, Alekhine escribió un artículo sobre Capa blanca donde
decía:" ¿Por qué perdió Capablanca? Me gustaría saberlo, pero, incluso
ahora, no soy capaz de responder con exactitud a esa pregunta,
especialmente teniendo en cuenta que en 1927 yo no pensaba que era mejor
que Capablanca. Es posible que la principal causa estuviera en la
sobrevaloración de sus propias fuerzas, en lo que había influido su
impecable victoria en el Torneo de Nueva York."
Al
perder el título, Capablanca también perdió, por cierto tiempo, su
forma deportiva. Poco después intentó que la FIDE cambiase las
condiciones del match para el campeonato del mundo, y lo hizo sin
habérselo consultado previamente al campeón. Alekhine no toleraba ese
comportamiento y eso provocó un distanciamiento entre ellos ehizo que
sus relaciones se enfriasen.
Spassky
y Fischer nunca escribieron sobre su gran match, pero Alekhine y
Capablanca han dejado muchos testimonios sobre el suyo.
Jose Raul Capablanca - Alexander Alekhine 0-1
Buenos Aires (r1) 16-09-1917
He aquí lo que escribió Capablanca en el "The New York Times" en 1927.
"Alekhine
ha ganado porque ha aprovechado todas las oportunidades que se le han
presentado. Jugó bien en las aperturas, aunque quizás no mejor que yo, y
estuvo bien en el medio juego a pesar de tener unos fallos grandes. Su
mejor fase fueron los finales, en los que jugó muy fuerte. Por lo demás,
su juego es cuidado y monótono, de una gran calidad, pero sin
decisiones sorprendentes.
Su
técnica se basa en aprovechar el más mínimo error del adversario en
unas posiciones aparentemente igualadas. Eso es muy importante, porque
actualmente la técnica de aperturas es tan conocida para los
ajedrecistas, por lo que ese tipo de posiciones les resulta fácil."
Capablanca
escribió que el match había demostrado que no estaban ni
aproximadamente tan fuertes como lo habían estado unos años antes. "No
estábamos preparados ni física ni psíquicamente, ni teníamos suficientes
fuerzas. Hoy en día la preparación para un match exige grandes
sacrificios, que no pudimos afrontar por falta de fuerzas y porque
habíamos perdido una parte de nuestro amor por el ajedrez. Las causas de
ello se encuentran en la creencia de que el ajedrez se estaba muriendo y
en que entendíamos que no se podían empatar todas las partidas.
Actualmente son capaces de ello sólo un par de jugadores, pero dentro de
diez años probablemente lo serán tres o cuatro. Los conocimientos
técnicos de la apertura han destruido la parte artística del ajedrez."
Cómo vio Alekhine ese match: "Creo que es fácil explicar mi victoria.
Como
dijo De la Palise, en Buenos Aires simplemente jugué mejor que
Capablanca. Después de dos meses y medio de lucha contra la
"sensibilidad latina" del cubano, puedo confirmar definitivamente lo que
había dicho de él en la época del Torneo de San Petersburgo, en 1914.
Dije que todos los defectos del juego de Capablanca estaban estrechamente relacionadas con sus debilidades humanas."
Al ganar a Capablanca en Buenos Aires Alekhine se convirtió en el primer campeón ruso del mundo.
"He
conseguido ganar a Capablanca empleando al final del match mis últimas
fuerzas. Pero fueron necesarios años de sacrificios para conseguir este
éxito" -dijo Alekhine." Bjelica, D. "Reyes del ajedrez- Alexander Alekhine"-Zugarto Ediciones S.A., 1993,Getafe (Madrid)- España
La nieve blanca (film ruso con subtítulos en español)
Por Sergio Negri
COMENTARIOS SOBRE EL FILM LA NIEVE BLANCA
El relato decanta hacia el devenir de la vida de un muy atormentado Alekhine quien, tras ese suceso sudamericano, se verá por las fuerzas de las circunstancias a no poder regresar a su patria en donde prontamente se lo considerará un enemigo del régimen.
Más tarde, esa situación enojosa con su patria de origen se exacerba con el ascenso del nazismo, y la ocupación de la Francia en la que residía el campeón con su esposa de ese tiempo, dándole mayores componentes dramáticos a su existencia y, en la perspectiva del film, a su enajenación con el terruño natal.
En este planteo general observamos cierta condescendencia por partida doble: es probable que ni Alekhine quisiera regresar a Moscú, como se plantea, habida cuenta de que la instalación del modelo político en su país no le fuera nada propicia al habérselo considerado un símbolo de la vieja aristocracia dominante. En el otro sentido, tampoco parece verosímil que en Rusia quisieran que volviera alguien que ya estaba residiendo en Francia, y que había procurado rápidamente la ciudadanía gala, en tiempos en los que disputaba su querella ajedrecística contra el cubano. En la URSS, por supuesto, todas las fichas estaban puestas en la nueva escuela soviética (y no rusa) que se quería instaurar bajo el liderazgo de Mijaíl Botvínnik.
Hay cierta escasez de profundidad en la mirada: nada se sugiere sobre las controvertidas declaraciones de Alekhine sobre los jugadores judíos, a los que caracterizaba como temerosos y especulativos, en tiempos en que esa clase de definiciones podían tener (y tuvieron) consecuencias muy indeseadas. Más bien, se lo presenta al campeón como una suerte de secuestrado del régimen nazi lo que, si bien tiene algún asidero, no presenta matices respecto del propio comportamiento de un Alekhine que, en diversas visiones, fue demasiado funcional al nuevo orden que Hitler quería imponer.
Por otro lado, es asimismo edulcorado el tratamiento que se le brinda a Rusia en tanto nación ya que esa patria, si bien podía evocar los mejores recuerdos de Alekhine, no hay que olvidar que estaba en pleno auge de la URSS de Stalin, con su secuela de puntos oscuros que alcanzaron a todos los planos de la sociedad, incluido desde luego el ajedrez. En ese contexto, hubo purgas, confinamientos a Siberia y asesinatos de muchos ajedrecistas.
De hecho se ha sostenido, aunque no debidamente comprobado, que el propio hermano del campeón del mundo, quien era también ajedrecista, pudo haber sido enviado matar por personeros del régimen. Y Alekhine no se había ido antes del país alegremente sino que se le habían confiscado sus bienes y, en algún momento, también fue encarcelado en su país, siendo conocida la anécdota sobre que lo habrían liberado por orden de León Trotzki. Nada de esto se menciona en un film donde, la nieve blanca, en su estado de idealización, puede ocultar los escombros que se depositan por debajo de la superficie.
Hay adicionalmente planteos que no necesariamente tienen rigor histórico: por ejemplo, el desafío de Botvínnik fue recibido en su residencia en Estoril después de la muerte del campeón y el match se iba a disputar en Inglaterra y no en Moscú.
Al final el film, entre canciones bellas cantadas en idioma ruso, vuelve a obnubilarnos el director con la propuesta de color níveo blanquecino, al decretarse que Alekhine tuvo una "muerte natural" cuando, es sabido, hay fundadas sospechas de que pudo haber sido asesinado (algunos, como el escritor italiano Paolo Maurensig, sostienen, aunque ficcionalmente, que la orden de exterminio pudo haber provenido precisamente de Moscú).
Pese a todos estos comentarios, que se los hace para contextualizar y no caer en los brazos de la propaganda o de los sesgos narrativos, no puede menos que decirse que el film es agradable y que, en algún sentido, al enfatizarse en los avatares personales de Alekhine, en su obsesión por el ajedrez, en su encantadora relación con su gato Chess, y en las circunstancias dramáticas que caracterizaron a su existir en tiempos bien difíciles (los de los totalitarismos, los del nazismo, los de las guerras mundiales), le confiere un halo de mayor humanismo que permite empatizar con una figura que, usualmente, ha sido mucho más valorada por lo hecho dentro del tablero que por algunos de sus controvertidos comportamientos fuera de él.
Por otra parte, habida cuenta del origen del film, y la fecha en el que apareció, comprendemos perfectamente que se le haya querido imprimir un mensaje de algún modo reivindicatorio en cuanto a la visión de Rusia sobre un hijo pródigo del que mucho tiempo renegó. No habría que dejar de notar que la película se basa en Belye i chyornye de Aleksandr Kótov (1913-1981) quien, a su vez, es coguionista del film, junto a su director.
Ese libro al traducirse al español se lo tituló Las blancas y las negras, y no el más poético, y del todo inexacto, La nieve blanca. Pero lo que importa decir, en estas circunstancias es que Kótov, además de eximio ajedrecista, tuvo un vínculo muy estrecho con el régimen soviético, a punto tal de que se lo llegó a considerar, lo que es difícil de comprobar, parte de los servicios secretos de su país. Sea esto cierto o no, la mirada de Kótov está lejos de ser neutra e imparcial.
Cuando se fundó la escuela soviética de ajedrez, encabezada por Botvínnik, la que el régimen necesitaba por razones propagandísticas e ideológicas que fuera revolucionariamente fundacional, en sus primeros tiempos se había hecho tabula rasa con el brillante pasado ruso, ese que había en buena medida encarnado Mijaíl Chigorin (entre otros) en el siglo XIX; y ese que Alekhine, ya en el siglo XX, llevaría al cénit al alcanzar la corona mundial en la lejana Buenos Aires.
La nieve blanca, por ello, y más allá de los cuestionamientos y precisiones que pueden hacérsela en tanto reflejo fiel de los hechos, es un film profundamente reivindicativo y, a su modo, conmovedor.
Por un lado, plantea la necesidad de comprender más humanamente a un Alekhine que fue llevado a circunstancias probablemente no queridas en buena parte de su nada feliz existencia.
Y, por el otro, prohija la idea de que la propia Rusia, nación ajedrecística impar, de ninguna manera podía darse el lujo de desconocer que, con Alekhine, alcanzó por vez primera el pináculo de la gloria."