lunes, 11 de enero de 2021

AUSTRIAN



ORIGEN:    AUSTRIA                          AÑO: ca. 1900

   REPRODUCCION

FABRICANTE: CHESSBAZAAR                 AÑO: 2020

      INDIA

TREBEJOS BLANCOS:                        BOJ NATURAL

TREBEJOS NEGROS:                             BOJ TEÑIDO

REY:     107.18 mm

BASE      42.99 mm

PESO:       79.10 gr

(Actualización abril 2021) 
 








FOTOGRAFIA: SERGIO COELLAR MIDEROS- QUITO, 11 ENERO 2021

Douglas Griffin, es quizás la mayor autoridad en historia del ajedrez en la era soviética, recomiendo a los amigos la pagina web de este personaje del ajedrez. https://dgriffinchess.wordpress.com/

De estos trabajos e investigaciones, reproduzco la nota y las fotografías que siguen a continuación, en la que se presentan a Capablanca y Flohr en sendas partidas utilizando unos trebejos como los presentados en esta entrega.

Douglas Griffin
@dgriffinchess


A través del Archivo Austriaco, fotografías de la 1ª ronda del gran torneo internacional en Semmering, el 8 de septiembre de 1937. José Raúl Capablanca aparece en el juego contra Reuben Fine. Se ve a Salo Flohr en el juego contra Paul Keres. El evento tuvo lugar en el Grand Hotel Panhans.
 


https://en.chessbase.com/post/vlastimil-hort-on-salo-flohr

Tartakower en una partida con similares trebejos
Cortesía de Salvador Juanpere @juanperescacs
 
 
Tartakower’s Das entfesselte Schach (Kecskemét, 1926)

 
Aprovechando los trabajos de expertos, descubriremos algunas caracteríscticas de nuestros trebejos
 
CHESSMUSEUM comenta lo siguiente:

"Juegos de ajedrez Old Vienna y Coffeehouse

El antiguo estilo Viena o Coffeehouse evolucionó a partir de las piezas de ajedrez Biedermeier anteriores, ¡probablemente influenciado por la llegada del estilo Staunton!  Estas robustas y útiles piezas de ajedrez, bastante fáciles de fabricar para las numerosas tiendas de torneado que existían en aquellos días, se convirtieron en el estándar en Europa Central: las tierras de la monarquía austríaca, así como Alemania, Suiza y el norte de Italia.  Los principales torneos como Viena 1898, Semmering 1927 y Karlsbad 1929 se jugaron con estas piezas de ajedrez. Los talleres, los subestilos, los talladores, todos estos están escasamente documentados y en su mayoría olvidados hoy en día.  Solo hay una certeza: tales piezas de ajedrez ya no se fabrican en Austria ni en Alemania. Piezas similares se hicieron hasta hace poco en Polonia, Yugoslavia (¡la fábrica de Subozan en Novisad!) y en Rumania, ¡todavía salen copias de la India! 

Sombreros 

 

 
 
El resultado final de esos afloramientos Biedermeier en los obispos son: ¡sombreros con bommel! Estos decorados se realizaron principalmente a finales del siglo XIX, hasta la Primera Guerra Mundial y probablemente incluso después, en Erzgebirge y Viena. Soporte de reyes de 72 mm, piezas realizadas en madera de frutales (pera o cerezo)..."
"Cuenta la leyenda que Kaldi sacaba sus cabras a pastar por las abruptas laderas de Kaffa, en Abisinia.  Un día sus animales se extraviaron y, tras mucho buscar, los encontró. No tardó en percatarse de que las cabras se hallaban en un estado de agitación extraña. ¿Será por los frutos rojos de esos arbustos que están comiendo?, se preguntó. Intrigado, un día decidió probar él mismo aquellas bayas.

Pronto notó que él también estaba inquieto y esa noche le costó conciliar el sueño. El pastor lo contó en su pueblo y el immam de una mezquita próxima se interesó por aquellos frutos silvestres. Decidió probarlos en infusión y comprobó que podía mantenerse despierto toda la noche. De esta manera, decidió dar la bebida a sus discípulos para que se mantuviesen despiertos durante la oración nocturna. Después, el boca a boca propagó sus efectos hasta nuestros días.

Sea como fuere el verdadero origen del café, lo que se sabe a ciencia cierta es que su consumo empezó en Etiopía, de allí se extendió el consumo al resto del mundo musulmán y en 1583, Léonard Rauwolf, un médico alemán recién llegado de un viaje de diez años por Oriente Medio, fue el primer occidental en describir el brebaje:
´
Una bebida tan negra como la tinta, útil contra numerosos males, en particular los males de estómago. Sus consumidores lo toman por la mañana, con toda franqueza, en una copa de porcelana que pasa de uno a otro y de la que cada uno toma un vaso lleno. Está formada por agua y el fruto de un arbusto llamado bunnu.´
 

Los cafés o cafeterías probablemente se originaron en la Turquía del siglo XVI y se expandieron rápidamente a Persia, Arabia, Egipto y otras naciones islámicas. Incluso allí eran refugios para idealistas políticos, filósofos, artistas y jugadores. Cuando los cafés se trasladaron a Europa, aproximadamente un siglo después, se convirtieron en lugares de encuentro para revolucionarios, los jugadores de vanguardia, ajedrez, damas, whist, naipes y billar. batgirl

"Almehs (Egyptian courtesans) Playing Chess in a Café"
by Jean-Léon Gérôme



El consumo del café se extendió al

batgirl

Chess in a Cairo Coffee House

mundo laico y en 1510, los cafés (kahwe khaneh) proliferaban en las grandes ciudades árabes de El Cairo y La Meca. En estos salones la gente se reunía además a conversar, escuchar música o jugar al ajedrez. ​ Debido a los efectos estimulantes del café los imanes ortodoxos y conservadores postulaban que el Corán prohibía el café, tal como el vino y el hachís, y que los cafés eran amenazas a la estabilidad política y social. En 1511, el gobernador de La Meca, Khair Bey, prohibió su consumo e hizo cerrar todas las cafeterías; sin embargo, el sultán de El Cairo, que tenía autoridad por sobre el gobernador, suavizó el edicto ya que el consumo no solo era legal en la ciudad, sino también un importante producto comercial.

En el siglo XV, los árabes introdujeron el café en Persia, Egipto, África septentrional y Turquía. 
 

Sobre la entrada de una cafetería de Leipzig hay una representación escultórica 

de un hombre con traje turco recibiendo una taza de café de manos de un chico.


Porque el café es un potente estimulante, al inicio de la introducción del café en el mundo árabe hubo grandes debates. Sin embargo, el entusiasmo era tal que una ley turca de la época sobre el divorcio precisaba que una mujer podía divorciarse de su esposo si este no llegaba a proporcionarle una ración diaria de café.

En 1630 había ya un millar de cafeterías en El Cairo. La prohibición volvió de nuevo a Europa, tras la apertura de las cafeterías y, curiosamente, por las mismas razones, es decir, por creer que la ingesta de café desarrollaba el espíritu crítico, favoreciendo probablemente los intercambios intelectuales entre los consumidores. 

 

Llegada del café a Europa 

 

Kofetarica (La bebedora de café), de 1888.

Ivana Kobilca

Museo Nacional de Liubliana

El café llegó a Europa alrededor del año 1600, mediante los mercaderes venecianos. Se aconsejó al papa Clemente VIII prohibir el café, pues creían que representaba una amenaza de los infieles. Después de haberlo probado, bautizó la nueva bebida, declarando que dejar sólo a los infieles el placer de esta bebida sería una lástima. El café fue bien recibido por los monjes por las mismas razones que por los imanes: les permitía mantenerse despiertos durante mucho tiempo, y además, mantenían el espíritu limpio. En 1650, un peregrino musulmán, Baba Budan, consiguió siete plantas en la India que plantó en Mysore y cuyas plantas descendientes subsisten todavía hoy. 
 
En 1583, Leonhard Rauwolf, un médico alemán recién llegado de un viaje de diez años por Oriente Medio, fue el primer occidental en describir la bebida.

Francis Bacon también mencionó al café en una obra llamada Sylva Sylvarum, publicada póstumamente en el año 1627.  Bacon describió unos locales en los que los turcos se reunían a beber café y los comparó con las tabernas europeas.

El café resultó especialmente reprobado por los sectores protestantes, aunque no produciría reacciones tan ásperas como el tabaco. Ya en 1611 algunos terratenientes alemanes pusieron en marcha un sistema para prohibir su difusión. Estas medidas se mantuvieron durante al menos un siglo en el norte y este de Alemania, hasta que Federico II de Prusia despenalizó su consumo, y lo sometió al pago de un fuerte impuesto. El malestar frente al café prosiguió en el norte de Europa hasta bien entrado el siglo XIX.

Algunos sacerdotes católicos lo llamaron «una amarga invención de Satanás», pues lo veían como un posible sustituto del vino, el cual, en su opinión, había sido santificado por Cristo. Sin embargo, según el libro Coffee, el papa Clemente VIII probó la bebida y al instante quedó cautivado. Para resolver el dilema religioso, bautizó simbólicamente el brebaje, y lo hizo así aceptable para los católicos.

 

Primeras cafeterías

En el sur y oeste de Europa se observó una mayor tolerancia. En la década de 1650 comenzó a ser muy importado y consumido en Inglaterra, y se comenzaron a abrir cafeterías en Oxford y en Londres. La primera cafetería en Londres se abrió en 1652.

Las cafeterías se convirtieron en lugares donde nacieron las ideas liberales, debido a la visita frecuente a esos lugares (donde, por cierto, se distribuían panfletos) por parte de filósofos y letrados. En 1676, esta agitación incitó al fiscal del rey Carlos II de Inglaterra a pedir el cierre de las cafeterías, arguyendo crímenes de ofensa contra el propio rey y contra el reino. Las reacciones en contra de esta decisión fueron tales que el edicto de cierre debió revocarse. Los flujos de ideas alimentadas por el café modificaron profundamente al Reino Unido. Había más de dos mil cafeterías, según un registro del año 1700. La famosa compañía de seguros Lloyd's de Londres fue en su origen una cafetería, fundada en 1688.

En 1670 se abrió la primera cafetería en Berlín. En París, el café Procope fue el primero en abrir, en 1686, y allí se inventó una nueva forma de preparar el café: haciendo pasar agua caliente a través de un filtro con café molido.

A mediados del siglo XVIII todas las ciudades europeas tenían cafeterías, y en 1734 Johann Sebastian Bach compuso su célebre Cantata del café (BWV 211), en una de cuyas escenas una chica le pide a su padre que, si la castiga, no lo haga prohibiéndole el café, y agrega que, si se casa, su marido deberá permitirle beberlo.

El café estuvo prohibido en Rusia, con penas incluso de tortura y de mutilación. Y, cuando la policía zarista encontraba a alguna persona presa de una crisis nerviosa, se lo atribuía al café. (WIKI)
 
 
El café, esa deliciosa y exótica bebida, llegó a la capital austriaca du­rante el cerco turco que mantuvo sitiada la ciudad todo el verano de 1683.  Un espía polaco robó a los turcos unos sacos con granos de café, confundidos al principio con forraje para ca­mellos. Unos años más tarde, un inmigrante armenio llamado Johan Diobato obtuvo el derecho imperial para preparar bajo la forma de café el brebaje turco.  A partir de entonces muchos cafés abrieron sus puertas en toda la ciudad.  El café vienés cumple diversas funciones, aquí se puede leer la prensa, comer algún bocadillo o tentempié y dependiendo de las instalaciones jugar una partida de bridge, ajedrez o billar. 
 
“La desordenada retirada de las tropas turcas dejó a las milicias victoriosas con valiosos tesoros que los turcos tuvieron que ir dejando atrás. Entre estos tesoros los turcos dejaron 25.000 tiendas de campaña, 10.000 bueyes, 5.000 camellos, una gran cantidad de oro y muchos sacos de café, algo que hasta entonces era totalmente desconocido por los vieneses y por supuesto para toda Europa por ello al principio querían quemarlos ya que pensaban que estos sacos con unos extraños granos eran aliento para camellos. Según cuenta la leyenda, el rey polaco Jan III Sobieski concedió lo sacos a uno de sus oficiales de origen polaca llamado Jerzy Franciszek Kulczycky, quien gracias al café otorgado por el Rey fundó la primera cafetería vienesa llamada “Zurb Blouen Flasche” (“La botella azul”)
https://www.barexpres.com/cafe-vienes/

Palacio Herberstein, sede del Club de Ajedrez de Viena
 
"Las competiciones de ajedrez las organizaban los clubes de ajedrez y normalmente se celebraban en cafeterías. Un ejemplo famoso es el Café Central donde, además de campeones de ajedrez, también se reunieron los líderes del sindicato. El revolucionario Trotsky jugó aquí su partida diaria de ajedrez antes de partir hacia Rusia en 1914. En 1910, el gran Palacio Herberstein abrió sus puertas. En este edificio, los 700 miembros del Club de Ajedrez de Viena tenían muchas comodidades a su disposición:

 "‘Amplias salas de conversación y lectura, comedores para fumadores y no fumadores, salón de damas, sala de billar y salones de ajedrez (¡con paredes correderas!). Además, hay dieciséis espaciosas salas de juegos además de guardarropas, cocinas y salas laterales, todas las cuales ocupan dos pisos completos de este hermoso edificio: el entrepiso y el primer piso. Los muebles son abundantes, discretos y sin pretensiones. Todo irradia comodidad. Los techos altos de las habitaciones del club son impresionantes. Las áreas igualmente amplias y distinguidas brindan la comodidad que naturalmente corresponde a una asociación de nuestra residencia, prominente tanto en carácter como en composición ”, dice el ajedrecista Georg Marco ese año en el Wiener Schachzeitung.

El ajedrecista un poco menos acomodado siguió jugando su juego diario en la cafetería.
 
Conocida cafetería vienesa
 
Los cafés eran los lugares de encuentro más importantes de la ciudad. Grupos de amigos o personas de ideas afines se reunían todos los días en la misma mesa de su "bar favorito". A los clientes habituales incluso se les entregaba la ropa limpia o el correo en su cafetería. Estos cafés no solo estaban abiertos a los hombres; las mujeres también podían reunirse allí. Los cafés estaban tan entrelazados con la vida cotidiana de la clase media alta que el Café Cultura de Viena está en la lista de patrimonio inmaterial de la UNESCO desde 2011. Esto incluye el mobiliario centenario y la taza de café ofrecida junto con un vaso de agua y el periódico. El Palacio Herberstein todavía existe, aunque ya no alberga el club de ajedrez. Viena ya no es la meca del ajedrez, a diferencia de hace cien años." https://www.schaakstukkenmuseum.nl/?p=3513&lang=en
 
Las Casas de Café fueron lugares de reuniones muy populares de jugadores de Ajedrez en los Siglos XVIII y XIX y aún hoy en día es posible jugar partidas de ajedrez en el Café Mozart de Hampstead con arreglos al estilo de la antigua Viena.
 
El Café Central de Viena, inaugurado en 1876, está ubicado en un complejo de edificios diseñado por el arquitecto Heinrich von Ferstel y terminado en 1860. Hasta que fue cerrado después de la Segunda Guerra Mundial, el Café Central se conocía informalmente como "Die Schachhochschule" o " La escuela de ajedrez "Savielly Tartakower, cuando no está en el Wiener Schachklub, se puede encontrar en el Café Central.  Según Hans Knoch, el hermano de Savielly, Arthur, también un jugador fuerte, estaba jugando al ajedrez en el Café Central cuando recibió la noticia de la muerte de sus padres en un pogromo en Rostov-on-Don. Rudolf Spielmann, Richard Réti, Ernst Grünfeld, Heinrich Wolf y Milan Vidmar eran conocidos frecuentadores de la Central. Andor Lilienthal mencionó sus encuentros con Capablanca en el Café Central en 1929 en su libro "El ajedrez era mi vida".

 Otros "centralistas" conocidos, alrededor de 1913, incluyen a Josip Broz Tito, Adolf Hitler, Sigmund Freud, Karl Kraus, Goethe, Mahler, Alfred Polgar y Stefan Zweig (autor de "Schachnovelle" o "The Royal Game"). La atmósfera burguesa de este espléndido café parece desmentir cualquier asociación política radical, pero el hecho de que muchos futuros líderes mundiales frecuentaran el lugar posiblemente confirma la teoría esquizofrénica de Polgar.
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CAFEAJEDREZ®- DISEÑO: SERGIO COELLAR MIDEROS-RENATO SALAZAR (2002)

Emprendimiento que muy pronto será realidad.  La pasión por el ajedrez y el café.