NAPOLEON IN RUSSIA
MATERIAL: RESINA
TIPO: ARTESANIA PINTADA A MANO
ORIGEN: ITALIA AÑO: 2002
TAMAÑO DEL REY: 8,0 cm
MATERIAL: RESINA
TIPO: ARTESANIA PINTADA A MANO
ORIGEN: ITALIA AÑO: 2002
TAMAÑO DEL REY: 8,0 cm
CAJA TABLERO DE MADERA DE 37 x 37x 5,5 cm.
Maderas de arce y nogal Escaque 4cm.
OBSEQUIO: CAMILA Y NATALIA COELLAR MEDINA
Maderas de arce y nogal Escaque 4cm.
OBSEQUIO: CAMILA Y NATALIA COELLAR MEDINA
Adquirido en el Arco del Triunfo - Paris 2012
(actualización abril 2019)
(actualización abril 2019)
DETALLE DEL AÑO DE FABRICACION
FOTOGRAFIA: SERGIO COELLAR MIDEROS, MARZO 2017
FOTOGRAFIA: SERGIO COELLAR MIDEROS, MARZO 2017
FOTOGRAFIA: SERGIO COELLAR MIDEROS, MARZO 2017
En 2012 mis hijas visitaron París, en el Arco del Triunfo adquirieron el juego para mi.
Cuando
lo armaba no me fije bien en los personajes que representaban. Daba
por sentado que se trataría de la batalla de Waterloo, y que el Rey
Blanco era el Duque de Wellington.
Al escribir estas lineas trate de comprobar exactamente de quien se trataba y para mi sorpresa el Duque de Wellington no había perdido ninguno de sus ojos!!.
El Príncipe Mijaíl Golésnichev-Kutúzov, militar ruso conocido por sus enfrentamientos en batalla contra Napoleón Bonaparte, había perdido un ojo en 1774 en acciones militares contra el Imperio Otomano.
Kutúzov, el héroe de la novela histórica "La guerra y la paz" de León Tolstoy, comandó las tropas del imperio ruso en la famosa batalla de Maloyaroslavets, en la que Kutúzov pudo
al fin forzar a los franceses a usar la misma carretera de Smolensk,
que antes les había llevado al este, para volver hacia occidente. Al tiempo,
continuaban bloqueando el flanco sur para impedir a los franceses salir de esta
ruta.
https://es.wikipedia.org/wiki/Invasi%C3%B3n_napole%C3%B3nica_de_Rusia#Desarrollo_de_las_operaciones
"Napoleón Bonaparte utilizó con éxito durante su legendaria carrera esa habilidad para adaptarse a las circunstancias. Era famoso por usar el factor sorpresa en el campo de batalla, sobre todo porque seguía presionando y atacando, cuando parecía que estaba estancado. Pero también era capaz de hacer uso de esa fama para atacar y tender una trampa a sus enemigos.
Napoleón planeó la batalla de Austerlitz de 1805 retirando a sus fuerzas de una posición excelente, y dejando de forma intencionada que el ejército del zar ruso avanzara y viera que las débiles posiciones francesas se batían en retirada. El joven zar Alejandro decidió que aquélla era su oportunidad para la gloria, y preparó un ataque en todos los frentes, exactamente lo que Napoleón quería. Había congregado refuerzos en secreto en aquella zona que hizo creer indefensa a los rusos, y derrotó a las huestes del zar en un solo día.
Aquello no fue únicamente un truco inteligente que dio resultado. Primero, Napoleón se dio cuenta de que le superaban en número y que una operación directa no sería suficiente. Sabía que su oponente era joven e impulsivo y ansiaba la gloria. También sabía que nadie creería que el gran Napoleón retrocedía de una posición de forma voluntaria. Napoleón combinó estratégicamente todos esos factores y obtuvo una gran victoria. Mijail Kutuzov, el general ruso tuerto, fue la única voz a favor de la prudencia, pero el zar hizo caso omiso de sus advertencias. Sin embargo, incluso un zar puede aprender de sus errores. Siete años después, la Grande Armée de Napoleón avanzó sobre Moscú en lo que los rusos llamamos la Guerra Patriótica de 1812. En aquella ocasión, Alexander escuchó a Kutuzov y optó por la táctica de acosar a las fuerzas francesas y jugar una partida expectante. Moscú ardió por los cuatro flancos, pero al final Napoleón se vio forzado a una retirada desastrosa." (Kasparov, G. "Cómo la vida imita al ajedrez"- DEBATE- Barcelo-España, 2007)
"Napoleón Bonaparte utilizó con éxito durante su legendaria carrera esa habilidad para adaptarse a las circunstancias. Era famoso por usar el factor sorpresa en el campo de batalla, sobre todo porque seguía presionando y atacando, cuando parecía que estaba estancado. Pero también era capaz de hacer uso de esa fama para atacar y tender una trampa a sus enemigos.
Napoleón planeó la batalla de Austerlitz de 1805 retirando a sus fuerzas de una posición excelente, y dejando de forma intencionada que el ejército del zar ruso avanzara y viera que las débiles posiciones francesas se batían en retirada. El joven zar Alejandro decidió que aquélla era su oportunidad para la gloria, y preparó un ataque en todos los frentes, exactamente lo que Napoleón quería. Había congregado refuerzos en secreto en aquella zona que hizo creer indefensa a los rusos, y derrotó a las huestes del zar en un solo día.
Aquello no fue únicamente un truco inteligente que dio resultado. Primero, Napoleón se dio cuenta de que le superaban en número y que una operación directa no sería suficiente. Sabía que su oponente era joven e impulsivo y ansiaba la gloria. También sabía que nadie creería que el gran Napoleón retrocedía de una posición de forma voluntaria. Napoleón combinó estratégicamente todos esos factores y obtuvo una gran victoria. Mijail Kutuzov, el general ruso tuerto, fue la única voz a favor de la prudencia, pero el zar hizo caso omiso de sus advertencias. Sin embargo, incluso un zar puede aprender de sus errores. Siete años después, la Grande Armée de Napoleón avanzó sobre Moscú en lo que los rusos llamamos la Guerra Patriótica de 1812. En aquella ocasión, Alexander escuchó a Kutuzov y optó por la táctica de acosar a las fuerzas francesas y jugar una partida expectante. Moscú ardió por los cuatro flancos, pero al final Napoleón se vio forzado a una retirada desastrosa." (Kasparov, G. "Cómo la vida imita al ajedrez"- DEBATE- Barcelo-España, 2007)
Víctor Muñoz Fernandez, escribe en RedHistoria, un interesante artículo sobre Kutúzov.
"Kutúzov, el general que venció a Napoleón en Rusia
Mijaíl Kutúzov |
Muy pocos militares del siglo XIX pudieron decir con orgullo que habían vencido a Napoleón en una batalla. Pero lo cierto es que Mijaíl Kutúzov no sólo le venció en una batalla, sino que le arruinó por completo la Campaña Rusa al emperador francés. Su nombre pasaría a la posteridad en Rusia, donde hasta los soviéticos le reconocerían como un gran militar.
Mijaíl Illiariónovich Golenischev Kutúzov nació el 16 de septiembre de 1745 en San Petersburgo en el seno de una familia de tradición militar. Con tan solo 15 años ingresó en el ejército imperial ruso. Estuvo al servicio de Polonia entre los años 1764 y 1769, pero abandonó esa posición para irse a luchar contra el Imperio Otomano hasta 1774. Ese año perdió un ojo, por lo que viajó por toda Europa mientras se recuperaba.
Su brillantez como militar le llevó a obtener el rango de mayor-general en 1784. Tres años después le nombraron gobernador general de Crimea y se trasladó al frente para enfrentarse a los turcos. Fue entonces cuando Kutúzov se forjó una considerable reputación mientras aprendía de Aleksandr Suvórov, un general que nunca perdió ninguna batalla.
En 1791, con el fin de la primera guerra turco-rusa, logró el rango de teniente general y el cargo de embajador en Constantinopla. Pero no permaneció demasiado tiempo en Turquía, ya que le enviaron a encargarse primero del gobierno de Finlandia y, después, de los cuerpos de cadetes de San Petersburgo. Estuvo unos años al frente de la comandancia de San Petersburgo y acabó por convertirse en gobernador general de la ciudad, previo paso por la embajada rusa en Berlín.
El estallido de las guerras napoleónicas condujo a Kutúzov de nuevo al frente. En 1805, comandó a Rusia en la batalla de Dürrenstein, un enfrentamiento crucial para frenar el avance francés sobre Viena. Antes de la batalla de Austerlitz, Kutúzov intentó convencer a los otros generales de que no entablasen ningún conflicto con Napoléon, pero le ignoraron. Durante dicha contienda fue herido y se trasladó entre 1806 y 1811 a Lituania y Kiev, donde sirvió como gobernador general.
Cuando empezó la segunda guerra de Rusia contra los turcos, Kutúzov tuvo que ir de nuevo al combate. Las victorias se sucedieron pero como sabía que el conflicto armado con Francia era inminente, concluyó la contienda mediante el Tratado de Bucarest, por el cual Rusia se anexionó Besarabia. El éxito de esta misión le llevó a obtener el título de knyaz (príncipe).
Napoleón invadió Rusia en 1812 y el ministro de la guerra ruso, Mijaíl Barclay de Trolly, ordenó la estrategia de tierra quemada. El 17 de agosto, Kutúzov fue designado comandante en jefe y decidió enfrentarse a las tropas francesas a las afueras de Moscú en la batalla de Borodinó, que realmente no tuvo ningún vencedor claro. El general ruso decidió vaciar por completo la ciudad de Moscú y entregársela a los franceses, quienes no tuvieron otro remedio que retirarse. A partir de aquí, Kutúzov empleó una táctica muy cautelosa, pero muy efectiva: poco a poco y de forma esporádica, hicieron emboscadas a los soldados de Napoleón que se batían en retirada. Fue un éxito, ya que la poderosa Grande Armée quedó devastada.
Sus triunfos le valieron el rango de Mariscal de Campo y el reconocimiento de toda la nación. No obstante, a principios de 1813 cayó gravemente enfermo y falleció el 28 de abril en Bunzlau. Los rusos le rindieron grandes homenajes y pasó a la historia del país. Tanto es así, que el gobierno ruso creó la “Orden de Kutúzov” y, durante la Segunda Guerra Mundial, bautizaron a la táctica con la que expulsaron a los alemanes como “Operación Kutúzov”.
Mijaíl Illiariónovich Golenischev Kutúzov nació el 16 de septiembre de 1745 en San Petersburgo en el seno de una familia de tradición militar. Con tan solo 15 años ingresó en el ejército imperial ruso. Estuvo al servicio de Polonia entre los años 1764 y 1769, pero abandonó esa posición para irse a luchar contra el Imperio Otomano hasta 1774. Ese año perdió un ojo, por lo que viajó por toda Europa mientras se recuperaba.
Su brillantez como militar le llevó a obtener el rango de mayor-general en 1784. Tres años después le nombraron gobernador general de Crimea y se trasladó al frente para enfrentarse a los turcos. Fue entonces cuando Kutúzov se forjó una considerable reputación mientras aprendía de Aleksandr Suvórov, un general que nunca perdió ninguna batalla.
En 1791, con el fin de la primera guerra turco-rusa, logró el rango de teniente general y el cargo de embajador en Constantinopla. Pero no permaneció demasiado tiempo en Turquía, ya que le enviaron a encargarse primero del gobierno de Finlandia y, después, de los cuerpos de cadetes de San Petersburgo. Estuvo unos años al frente de la comandancia de San Petersburgo y acabó por convertirse en gobernador general de la ciudad, previo paso por la embajada rusa en Berlín.
El estallido de las guerras napoleónicas condujo a Kutúzov de nuevo al frente. En 1805, comandó a Rusia en la batalla de Dürrenstein, un enfrentamiento crucial para frenar el avance francés sobre Viena. Antes de la batalla de Austerlitz, Kutúzov intentó convencer a los otros generales de que no entablasen ningún conflicto con Napoléon, pero le ignoraron. Durante dicha contienda fue herido y se trasladó entre 1806 y 1811 a Lituania y Kiev, donde sirvió como gobernador general.
Cuando empezó la segunda guerra de Rusia contra los turcos, Kutúzov tuvo que ir de nuevo al combate. Las victorias se sucedieron pero como sabía que el conflicto armado con Francia era inminente, concluyó la contienda mediante el Tratado de Bucarest, por el cual Rusia se anexionó Besarabia. El éxito de esta misión le llevó a obtener el título de knyaz (príncipe).
Napoleón invadió Rusia en 1812 y el ministro de la guerra ruso, Mijaíl Barclay de Trolly, ordenó la estrategia de tierra quemada. El 17 de agosto, Kutúzov fue designado comandante en jefe y decidió enfrentarse a las tropas francesas a las afueras de Moscú en la batalla de Borodinó, que realmente no tuvo ningún vencedor claro. El general ruso decidió vaciar por completo la ciudad de Moscú y entregársela a los franceses, quienes no tuvieron otro remedio que retirarse. A partir de aquí, Kutúzov empleó una táctica muy cautelosa, pero muy efectiva: poco a poco y de forma esporádica, hicieron emboscadas a los soldados de Napoleón que se batían en retirada. Fue un éxito, ya que la poderosa Grande Armée quedó devastada.
Sus triunfos le valieron el rango de Mariscal de Campo y el reconocimiento de toda la nación. No obstante, a principios de 1813 cayó gravemente enfermo y falleció el 28 de abril en Bunzlau. Los rusos le rindieron grandes homenajes y pasó a la historia del país. Tanto es así, que el gobierno ruso creó la “Orden de Kutúzov” y, durante la Segunda Guerra Mundial, bautizaron a la táctica con la que expulsaron a los alemanes como “Operación Kutúzov”.
Composición de Alejandro Dmitrievich Petrov (1794-1867)
Estas piezas son producidas por ITALFAMA una importante empresa italiana.
"ITALFAMA fundada en 1976 por más de 40 años, es un fabricante líder mundial de artísticos y profesionales juegos de ajedrez y tableros.
ITALFAMA produce una infinita variedad de ajedrez en estilo moderno y clásico o de representativos personajes famosos y batallas históricas.
Los productos ITALFAMA están fabricados con materiales de calidad como bronce, latón, alabastro, palo de rosa y raíz de olmo, todos los productos están acabados en los detalles al mínimo y son muy apreciados por los coleccionistas de ajedrez o usados como importantes regalos y finas piezas."
Italfama
via Guglielmo Marconi, 16
50041 Calenzano Florence
(FI) - Tuscany - Italy
phone:+390558878031
fax:+390558825453
E-mail: - info@italfama.it
VAT 01222380485 - Rea 260243
via Guglielmo Marconi, 16
50041 Calenzano Florence
(FI) - Tuscany - Italy
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E-mail: - info@italfama.it
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Producidos en italia y comercializados, entre otros, por la famosa casa L`ARTIGIANATO ubicada en la Piazza Navona uno de los lugares más bellos de Roma.
La tienda está especializada en regalos, mobiliario y artículos hechos a mano. Usted será capaz de encontrar porcelana artística , vidrio de Murano , juegos de mesa (Dal Negro, Modiano), etc. ... todos estas mercancías se realizan exclusivamente en Italia, donde la fabricación particular y la extrema atención y el cuidado de los detalles son conocidos en todo el mundo.
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Comparto un dibujo de Napoleon en una partida de ajedrez tras su exilio en Santa Elena.
FOTOGRAFIA: SERGIO COELLAR MIDEROS, NOVIEMBRE 2016
En "Ajedrez, 2000 años de historia", consta la fotografía anterior, con la siguiente leyenda:
"El Rey cae al suelo" se llama la litografia que muestra a Napoleón tras su exilio en Santa Elena, en una de sus ocupaciones favoritas. En esa época, en Europa mas de un rey cayó al suelo incluido el emperador de los franceses. Pero no es un emperador el que aparece en la composición, lo que puede haber tranquilizado al desterrado potentado, aunque en sus buenos días llamara al juego real, juego imperial."
"El Rey cae al suelo" se llama la litografia que muestra a Napoleón tras su exilio en Santa Elena, en una de sus ocupaciones favoritas. En esa época, en Europa mas de un rey cayó al suelo incluido el emperador de los franceses. Pero no es un emperador el que aparece en la composición, lo que puede haber tranquilizado al desterrado potentado, aunque en sus buenos días llamara al juego real, juego imperial."
Finkenzeller, Roswin y otros (1989) "AJEDREZ 2000 años de historia".
Grupo Anaya S.A. . Madrid-España. Pág. 135
Paraguay c.a.1978 Sello impreso en Paraguay muestra a Napoleon jugando ajedrez en Santa Elena. Olimpiada de ajedrez 1978 |
El emperador Napoleón como rey rojo - G Williams |
Los primeros juegos fueron encargados por oficiales de la Compañía de las Indias Orientales y aunque eran tallados en el estilo chino, casi en la totalidad del Rey blanco era el rey ingles Jorge III, datando estos juegos hacia finales del siglo XVIII
En algunos juegos, el emperador Napoleón aparece como rey, en pie, orgulloso sobre su zócalo, con la familiar postura de la mano cruzada sobre el pecho.
"Napoleón era un ardiente jugador de ajedrez, asiduo del Café de la Régence de París. En su exilio en Santa Elena pasaba gran parte del tiempo jugando al ajedrez con sus guardias. Uno de sus habituales oponentes era lady Malcolm. En «La historia de Santa Elena» se cuenta la siguiente anécdota de ajedrez.
"Napoleón la mandó buscar a ella en especial (una joven llamada Betsy) para que viera “unos juguetes preciosos”. Cuando ella llegó a la sala de billar, un alegre emperador la recibió con su habitual pellizco en la oreja y un abrazo envolvente. En la mesa había unas piezas de ajedrez.
Él las había colocado en fila y las estudiaba detenidamente con excitado deleite. Se había sentado después de comer a jugar con lady Makolm, una buena jugadora (le contó a Betsy), y la belleza de las figuritas le distrajo del juego, por lo que lady Malcolm ganó la partida. Las figuras estaban ejecutadas con una destreza exquisita y representaban todos los oficios chinos. Napoleón examinando las maravillosas figuras, le dijo a Betsy que eran demasiado bonitas para Santa Elena y que se las enviaría al rey de Roma para que jugara con ellas."
Otra historia de ajedrez con Napoleón como protagonista fue escrita por William, 15° barón Elphinstone, en El catálogo (hacia 1870):
“Como Napoleón se hubiera portado correctamente con el capitán J. D. Elphinstone, del 7° de húsares, al ser herido y hecho prisionero en Quatre Bras, la ilustre señora Elphinstone, su madre, escribió a su hijo John, entonces jefe de las factorías de la Compañía de las Indias Orientales en Cantón, para que visitara al emperador en Santa Elena cuando regresara de la China. John llegó el día de Napoleón, cuando era costumbre darle un pequeño regalo al emperador. Le regaló unos chales de seda y supo que el emperador deseaba un juego de ajedrez. Al no tener ninguno a bordo, envió órdenes a Cantón para que mandaran un ajedrez. Cuando éste llegó a la isla, sir Hudson Lowe, el gobernador, no permitió que le fuera entregado, ya que el rey estaba ungido con lo que le pareció la corona imperial. Por consiguiente, el ajedrez fue devuelto a J. F. Elphinstone.”
Los partidarios de Napoleón le regalaron otro ajedrez especialmente diseñado para él. Hasta 1933, en una exposición clebrada en Austerlitz sobre artículos napoleónicos, no se descubrió que dentro de las piezas de ajedrez hechas de marfil y madreperla, había un plan para rescatarlo de Santa Elena. Napoleón nunca supo que las piezas de ajedrez contenían un mensaje secreto, pues oficial que le traía el ajedrez falleció durante la travesía y no le pudo decir el secreto que ellas contenían.”
Williams, Gareth (2001). "Jaque mate El ajedrez: historia e iconografía de una pasión".
GRIJALBO MONDARORI, S.A. Aragó, 385, o8013 Barcelona. Pág. 119-123
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